Muchos pensaron el maratón de Puebla no volvería, inclusive veían muy lejano el día de regresar a compartir el tiempo y el espacio como hasta antes de la pandemia.
Pero el domingo vivieron un día especial por espacio de dos o más horas, luego volvieron a “la nueva normalidad” tras apenas cruzar la línea de meta colocándose por enésima vez el cubrebocas porque el COVID-19 no se ha ido, no del todo.
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Por esa razón muchos se sintieron ganadores a pesar de hacer el recorrido en tres horas o más, pues se vencieron a sí mismos, superaron sus límites físicos y mentales.
“Mucho hemos dicho que nos cuidamos; sí, lo hecho hecho, pero a un costo muy alto, descuidando nuestra salud mental porque al aislarnos entramos en un caos mental. No sabíamos si las cosas iban a hacer igual”, valoró Raquel Valera, la mejor corredora poblana en la prueba del maratón.
“Pero esto te reanima, es una esperanza de vida por saber que podemos volver a la normalidad”, agregó a El Sol de Puebla.
Otros dedicaron la prueba para aquellos que no pudieron por una u otra razón salir de casa a correrla o porque por la enfermedad, el COVID-19, ni siquiera la llegaron a ver una vez más realizarse.
Y es que si para unos esta pandemia se ha tratado de velar también por la salud mental; para otros también ha sido una prueba de fe como lo dejó entrever José Daniel Flores “Juan Diego”.
El corredor con La Guadalupana en el ayate y los huaraches agradeció a Dios por la realización del evento, porque para él es la muestra de estar otra vez en el camino.
“Le doy gracias a Dios, a la Virgen porque vamos echando todo para adelante, pensé que no volvería a pasar nada de esto, había pasado año y medio con amigos enfermos que ni siquiera podían salir (de casa). Pero viva la salud”, indicó José Daniel Flores.
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HABLAN LOS PROFESIONALES
Pero para quienes se dedican a esto, a correr y ganar dinero apuntándose triunfos como en Puebla, el maratón del domingo también ha sido un bálsamo económico con el fin de seguir manteniendo a sus familias, tal y como lo aseguró el ganador de la carrera Ondati Rodgers.
“Ha sido casi un año sin carreras, sólo entrenar. Nuestro trabajo es correr y ganar, por lo que ha sido difícil para nosotros, porque nuestras familias dependen de esto que hacemos”, compartió el keniano.
“Hay que pagar comida, renta. Pero esto es una bendición y hay que agradecer a Dios”, remató Rodgers.