A la final de la Liga de Campeones Puebla el conjunto de Visión se presentaba con los deberes hechos, una hoja de servicios inmaculada, casi perfecta a lo largo de la campaña regular. Por lo tanto, sólo debería de rubricar el nombre en la copa en la final ante Jaguares.
Pero no sólo estamparon su nombre, escribieron también uno de los capítulos más brillantes dentro de la historia de la competencia victimando 3 por 1 a los felinos con goles y un futbol digno de museo.
El Visión sólo necesitó de 11 minutos para poner en marcha la sinfonía a través de Alexis Arroyo. El ariete controlaba de forma magistral el esférico dentro del área para quedar franco frente al portero para mandar la redonda a guardar definiendo como sólo un rematador nato, lleno de sangre fría lo haría.
Pero ese juego alegre, vistoso, seguro de ser superior al contrario encontró respuesta de la manera menos improbable: un tanto de Bruno Zamorano, que además de nivelar para dejar claro había final, ponía a dudar a cualquiera… aunque no a Visión.
Sí, el conjunto favorito a todos honores a partir de dicho gol se acabó de convencer sobre su derecho a la corona de la Liga de Campeones Puebla y aprovechando un balón mal despejado por la zaga enemiga retomó la ventaja para acabar de fijar rumbo al título de la competencia.
El tanto tras la recuperación corría a cuenta de Juan Carlos Xinaxtle. El futbolista del Visión dejaba más cerca a los suyos a la corona; aunque aún faltaba por rematar la obra.
Justo ahí, el hombre del primer tanto Alexis Arroyo reapareció a la hora buena para consagrarse como el hombre de la final, el hombre del campeonato luego de tomar la pelota para ponerse en modo eslalon con el fin de quitarse a cuanto rival se le apareciera en frente para pasar al mejor ubicado, Daniel Iván Jiménez, quien de zurda punteó ante el achique del portero para asegurar el campeonato.
El Visión coronó con ese tanto todo un semestre de esfuerzo, trabajo y dedicación; el Visión se proclamó como el nuevo monarca de la Liga de Campeones de Puebla.
- El Visión levantó la corona de la competencia sin perder un partido, convirtiéndose en uno de los pocos campeones invictos de la justa