Otra novela en casa, ahora no les convirtieron sobre el arranque del partido, pero sí sobre el final y la alegría se convirtió en tragedia, pues San Luis robó como Querétaro, Tigres y Necaxa puntos del Cuauhtémoc, al igualar a uno con Puebla.
A un minuto se quedaron las Franjitas de celebrar por primera vez desde hace cinco meses ante su afición.
En cambio, les sacaron el partido porque les faltó manejo del mismo, o porque fallaron cuando debieron de rematar y dejaron al rival crecer hasta sentirse cómodo, a grado tal de permitirle sin miramientos pasearse enfrente de su área para sacar un disparo hacia el ángulo.
Nadie le lleva la contra a Jorge Gómez, entrenador del Puebla Femenil, cuando calificó de golazo el tanto de Daniela Carrandi; sin embargo, a esa anotación le antecedieron muchas permisiones.
Sí, la zaga decidió mal al tratar de salir con pelota limpia desde atrás; sí, el clima le pasó un costo a sus futbolistas tras llevar la manija del partido. Pero el equipo, a decir verdad, se descompuso con los cambios: Mariam Castro por Barbrha Figueroa, Lía Morán por Lulú Ramírez y Andrea Ortega por Ibeth López.
En teoría estos movimientos refrescarían, pero el equipo acabó dando un paso atrás. La máquina, hasta entonces bien aceitada, se alteró y recordó aquello de no se arregla lo que funciona.
WORBIS, EN PLAN GRANDE
Las Franjitas acariciaban la victoria tras un tanto de Lupita Worbis al cuarto de hora. La fina delantera coronaba una jugada coral, puesta en marcha por derecha y terminada por sorpresa por izquierda.
Ahí, sobre el vórtice del área Worbis aparecía y alcanzaba a conectar un centro con un suave toque de cabeza. Después, el tiempo se detuvo: la delantera contemplaba su obra cuando la pelota se iba al fondo de la meta y la arquera, congelada hasta antes del toque del balón con la red, volvía a la vida cuando el Cuauhtémoc cantaba el gol.
Ese tanto ilustraba el momento de las Franjitas, pues por lo menos cinco futbolistas habían colaborado en la acción.
Pero el futbol se les agotó con el fin del primer tiempo y usted conoce el resto.
Tal vez le venga bien al equipo de Jorge
Gómez cambiar de dirección del campo, pues si es por un tema de físico deberían de probar chutando en el arranque del duelo hacia la portería norte, donde el sol del medio día cae a plomo; y no arrollar desde el inicio, aprovechando la sombra del arco sur, porque con la dinámica y ansia del equipo, éste resiente el esfuerzo.
Si eso no funciona, tal vez se debería de poner un santo de cabeza en el Cuauhtémoc para ponerle de una buena vez fin a una sequía de cinco meses sin ganar como local. Y de paso, eso tal vez ayude al equipo varonil... porque hoy el mismo necesita de toda la ayuda, incluida la corte celestial, para dar una.
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