Noche de homenaje a una leyenda como Dorrel Dixon, noche donde la Arena Puebla rugió como pocas veces desde la reaperura del coso rendida a los ídolos de ayer y hoy como Atlantis o Místico e inclusive a los de mañana encarnados en la figura de Soberano.
El lunes 21 de marzo sí fue un lunes clásico del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), de esos que se vivían hasta antes del COVID-19, donde los gladiadores conectaron con el público nada más al saltar a escena y éstos recompensaron entregándose por completo.
La Mística, la llave de los grandes triunfos, acabó de cimbrar el pancracio cuando El Rey de Plata y Oro tumbaba a Gran Guerrero para apuntarse el mano a mano estelar a una caída.
Tan buena estuvo la función que hasta creatividad hubo para la trampa, pues en el pleito semifinal Fugaz, Esfinge y Soberano levantaron los brazos viéndole la cara a Rugido, Magia Blanca y Volador, cuando éstos se pasaban de tueste.
Y es que El Rey del Tornillo rendía con hurracarrana a Volador, pero Rugido más vivo tiraba hacia fuera del cuadrilátero a Edgar “El Güero” Noriega, quien acto seguido le decía de todo al rudo dándole la espada a la acción extra.
Ahi, Soberano sacó el colmillo y chamaqueó a Volador sacándose por mano propia la tapa para aventársela al campeón mundial histórico de la NWA, luego el referí volteó agarrando con las manos en la masa al Depredador del Aire para decretar sin chistar el triunfo técnico por la vía de la descalificación.
La noche de los clásicos la redondeó Atlantis triunfando sobre Stuka. El Ídolo de los Niños puso por fin en su lugar al Misil Humano, ándele, por pasado de lanza con sus mayores el técnico eludió una plancha torpedo para desarmar a Stuka dejándolo maltrecho y llevárselo al toque de espalda para contarle tres y fuera.
HOMENAJE A DORREL DIXON
La gala vivió un momento mágico cuando Benjamín Mar, representante del CMLL en Puebla, le entregó a Míster Jamaica una placa por sus años de servicio y contribución al pancracio mexicano previo al combate semifinal.
Dixon recibió el cariño de la afición como se hace con una verdadera leyenda, luego de llegar a México para los Juegos Panamericanos 1952 y quedarse para hacer carrera en la lucha libre mexicana tras escuchar se le pagaban 200 pesos a un enmascarado de plata.