Black Tiger, Policeman, Siky Ozama y King Jaguar son cuatro de los luchadores poblanos que llevan más de tres meses sin “jale”-como ellos le llaman su trabajo- por el cierre de la Arena Puebla debido a la pandemia de coronavirus.
Los cuatro son poblanos, los respalda una carrera de más de 20 años y son de los luchadores más experimentados del Consejo Mundial de Lucha Libre en Puebla.
“Claro nos está pegando duro, es un ingreso económico que nos ayuda y en estos momentos no tener actividad, en ese sentido si nos afecta”, coinciden.
De ellos, el que se dedica al cien por ciento a la lucha libre es Black Tiger, un experimentado luchador poblano con 34 años de carrera y al que le ha pegado más la pausa por el coronavirus.
“La verdad sí lo estoy resintiendo, pero aquí estoy aguantando con mis ahorritos y la ayuda de toda la familia”, externa Black Tiger.
El encapuchado, además de ser parte del elenco de la Arena Puebla, se desempeña como instructor de los jóvenes aspirantes a ser luchadores en el mismo coso poblano.
“Mi trabajo está enfocado de lleno en la lucha libre. Doy clases en la misma arena, y parte durante la semana soy instructor en algunos gimnasios, y en estos momentos está todo cerrado, es imposible hacer lo tuyo”, agrega Tiger, quien en alguna etapa de su carrera combinó su versión de luchador ayudando a su padre -Juan- en la venta de cerveza y refrescos dentro de la misma arena.
“No queda de otra, tenemos que esperar y cuidarnos todos, para estar bien”, asienta el “Tigre Negro”, quien dice extrañar a sus compañeros, el regir de la afición, el ambiente “y la verdad hasta las mentadas de madres que resuenan dentro de la Arena”.
LUCHADOR Y POLICÍA
Andrés Espinoza, quien adoptó el nombre de Policeman dentro de la lucha libre, también acepta que la falta de actividad ha tocado sus bolsillos.
“Es verdad que no se vive de esto, pero sí nos ayuda para cubrir algunos gastos”, acepta Police Man, un luchador rudo con 33 años de carrera, quien en sus inicios luchó como “Lobo Infernal” y más tarde probó en “AAA” donde fue bautizado, primero como La Rata, y más tarde con el nombre que porta actualmente.
Pero Andrés tiene una ventaja sobre sus compañeros. Él sí tiene un trabajo fijo desde hace 26 años.
El luchador rudo se desempeña como Policía Estatal, donde cumple la función de instructor de la corporación policíaca.
“Ya viste que hace poco tuvimos que salir a reclamar nuestros derechos, porque nuestros salarios son muy bajos. Gracias a Dios con lo que saco en la lucha, todo se compensa, pero hay que ser justos”.
Andrés dice que ya no ve el momento de regresar a la Arena. “No puede uno ni entrenar, porque todos los gimnasios están cerrados. La verdad hasta la condición estamos perdiendo”.
Aunque Andrés acepta que no es su caso, ya que en las instalaciones de la corporación coloca unas colchonetas y hace ejercicios de rodamiento para mantenerse en forma.
Además, en su casa tiene un pequeño gimnasio, donde hace trabajo de fortaleza. “Hay que mantenerse en forma para estar listo cuando llegue el momento de regresar”.
Dice extrañar todo, el entrenamiento con los compañeros, el rugir de la arena y los gritos de las porras ruda y técnica.
“Es un espectáculo donde la gente va a disfrutar y a desahogarse, así que nosotros ponemos lo nuestro para que la gente lo logre”.
LE DA AL TAXI
Siki Ozama está en el mismo camino. También extraña la lucha libre y hacer enojar a la afición con sus rudezas arriba del ring.
Siki acepa que un luchador no gana mucho, sobre todo los que van en las primeras luchas. “Todos estamos a porcentaje sobre las entradas y nos pagan lo que nos corresponde. Somos como una sociedad.
“Eso sí, el Consejo nos paga parejos a todos. Si a un luchador local le toca una semifinal y alterna con luchadores como Shocker, Carístico o cualquier figura nacional, nos pagan el mismo salario.
“No se gana mucho, sobre todo en las primeras luchas, donde puedes llegar a cobrar entre mil y mil quinientos pesos por lucha. Uff, hubo un tiempo de vacas flacas en que llegamos a devengar poco más de 150 pesos, pero apareció Místico, y la verdad en sus tiempos, nos fue súper bien”.
Ozama que heredó el nombre de su padre, exluchador de la vieja guardia, dice que extraña ya los costalazos y lo que le entra, pero en estos tres meses ha sobrevivido manejando su taxi y en un negocio familiar de alimentos para animales.
“Hago cinco o seis dejadas al día a clientes conocidos, porque lo del Covid-19 es de cuidado. Tomo mis precauciones para evitar el contagio y subo a gente ya de fijo. Con eso me ayudo, mientras regresa don lucha y mejoran los tiempos.
“A veces sale y a veces no, porque hay que sacar la gasolina, para el pago del auto, que saqué a crédito, y para la comida. No hay mucho trabajo, pero estamos resistiendo”, agregó el rudo enmascarado.
“Lo que se gana en la lucha es un complemento que nos ayuda para vivir, además de que nos pagan por hacer lo que más nos gusta, estar arriba del ring y escuchar los gritos de la afición”.
DE TODO UN POCO
King Jaguar le hace de todo un poco. Es luchador, apoya en un puesto de cemitas familiar en la misma acera y calle donde se ubica la Arena y además trabaja un taxi.
“A mí sí me pega fuerte, me pega por todos lados. Como luchador y también como taxista, ya que tengo que sacar la cuenta y el gasto para la casa y en estos momentos el trabajo está escaso”, acepta Gustavo López, a quien respalda una carrera de 23 años y quien perdió la máscara con Lestat hace algunos años.
“El negocio de cemitas es de mi suegra y mi esposa, con la antigüedad de más de 30 años en el lugar, pero yo les ayudo cuando no lucho. Y al igual que un servidor dependemos de la arena, se abría domingo y lunes, y nuestra venta fuerte era el día de la función, pero desde que cerró la arena también lo hizo el negocio, más que nada por órdenes del municipio.
“Nos ha pegado duro, ya son más de tres meses, más lo que falta, y la verdad que en el taxi hay días buenos y regulares. No queda de otra más que buscarle”, dice Gustavo quien es padre de tres hijos y festejará este día al lado de su familia “y trabajando un poco”.
Gustavo acepta que el luchador poblano en su mayoría no vive de la lucha libre “pero sí, los ingresos nos ayudan para algunos gastos. Todos tenemos una actividad paralela, y solo las grandes estrellas viven de este deporte.
“Aquí somos cómo 40 compañeros y gracias a Dios nos van rolando lunes a lunes para todos tengamos trabajo. Es una entrada extra que ayuda mucho”, reconoce.
“No creas, sí se las ve uno negra, pero afortunadamente tengo el apoyo de mi esposa, que es abogada y cuenta con un trabajo fijo y entre los dos sacamos esto adelante todo en estos momentos de la pandemia”, agrega.
“La verdad se extraña todo: la actividad, el aplauso de la afición, los gritos de la gente y el deporte de tus amores, que lo desempeñas con enorme gusto, y como premio, te pagan por hacerlo”, remata el luchador técnico.
- 40 LUCHADORES poblanos, aproximadamente, conforman el elenco del CMLL en Puebla
- 14 LUNES lleva ya la Arena Puebla sin actividad por el cierre del coso debido a la pandemia
Nos van alternando a todos, para que tengamos trabajo todos los lunes, ahora debemos esperar
King Jaguar, Luchador poblano
Desgraciadamente nosotros no tenemos ningún apoyo del gobierno y sobrevivimos estos meses con los pocos ahorritos
Black Tiger, Luchador poblano