Hace unos días platiqué con Pablo Gutiérrez Delfín. ¡Qué clase de lanzador fue el veracruzano!
Hoy, Pablo ya cercano a los 70 años radica en su natal Ignacio de la Llave, Veracruz, la famosa Mixtequilla, donde se dedica a entrenar a niños y jóvenes, buscando que esa región nuevamente se convierta en un auténtico semillero de peloteros.
Esa zona llegó a producir beisbolistas de mucha calidad y como muestra están los hermanos Gutiérrez Delfín, una de las dinastías beisboleras más grandes del país.
Allí también nacieron los hermanos Julio y Domingo Cruz. A Julio lo conocí por medio de las crónicas del "Mulato de Córdoba", en aquel 1975 cuando fue parte de los Alijadores de Tampico, campeones en aquella campaña inolvidable bajo el mando del "Papelero" Valenzuela.
"Mingo", que falleció en 2012 jugó muchos años cubriendo las praderas de los Saraperos de Saltillo. Era conocido como el "Correcaminos".
Pablo lamentó la muerte de Francisco "Paquín" Estrada su compañero con los Ángeles campeones de 1979.
"Me dicen que sufrió mucho al final y su familia quedó con muchas deudas tras su hospitalización", comenta el veracruzano.
"Esto no debía pasar, paisano, desafortunadamente en el beisbol se mantiene esa desunión de toda la vida y quienes se quedan sin trabajo o se retiran carecen de ese fondo de pensión que buscamos nosotros con nuestro movimiento.
"Ya viste cómo acabó René Chávez también", agregó refiriéndose al veracruzano de La Guada, Veracruz, que murió hace un par de años abandonado a su suerte.
"Nuestro movimienbto de 1980 tenía buenas intenciones, pero muchos se echaron para atrás y otros nos lo jugamos, pero no pudimos crecer más".
Pablo recordó el movimiento anabista, la huelga de 1980 que sacudió a la Liga Mexicana, donde grandes figuras se jugaron su carrera apostando por el futuro del pelotero, pero no fructificó.
"Tenemos una página en Facebook, donde hay entrevistas con jugadores y la gente puede aportar para hacer una especie de fondo para ayudar a quienes lo necesiten", dice Pablo quien es pensionado de Petróleos Mexicanos, donde trabajó durante muchos años.
Pablo, quien a los 30 años puso fin a una enorme carrera en Liga Mexicana, y más de 20 años después volvió para lanzar con los Cafeteros de Córdoba, señala que aún es tiempo para que el jugador se organice, negocie con los directivos para qué, como en Estados Unidos, el pelotero ya retirado reciba una pensión.
"Sería de gran ayuda para todos. El que está jugando aportaría para el que ya jugó y ya pasó por lo mismo. Una cadena que beneficiaría a todos".
Así la plática con uno de los grandes lanzadores mexicanos. Cuestión de intentarlo.