Preocupado porque el tiempo transcurría y las personas asignadas para cubrir el arranque de la temporada de la Liga Nacional entre Mineros de Sabinas y Pericos de Puebla en el parque Hermanos Serdán, don Enrique Montero Ponce preguntó una y otra vez "¿cuánto hace que acabó el partido?, ¿cómo quedaron?".
Entonces, Fernando que era el office boy en Nueva Era en ese lejano mes de marzo de 1983 le dijo: "Señor, en el área de formación hay un muchacho de Veracruz al que ví anotando el juego y tiene todos los datos".
"Dile que venga", le ordenó don Enrique.
El muchacho que estaba en el área de corrección de galeras, lo que ya no se estila en nuestros días, metido en lo suyo le respondió: "Dile que ahorita voy".
Caminé hacia la oficina de don Enrique, subdirector del diario y me lo encontré a medio camino y me preguntó: "¿Tú sabes de beisbol?". Le respondí "Le entiendo señor".
"Vente vamos a hacer la crónica".
Esa noche el duelo de pitcheo fue entre Enrique "Huevito" Romo y Pablo Gutiérrez Delfín y recuerdo que Puebla perdió el choque 12-5, cometiendo una gran cantidad de errores.
Se acomodó en su silla frente a su máquina, le fui pasando los datos y con una velocidad endemoniada devoró cada una de las teclas para escribir la crónica.
"En una noche plagada de errores, los Pericos de Puebla le jugaron basura a su as del pitcheo Pablo Gutiérrez Delfín y terminaron cayendo por paliza de 12-5 frente a los Mineros de Sabinas en el juego inaugural de la temporada de la Liga Nacional en el parque Hermanos Serdán".
Don Enrique terminó la crónica y de su equipo de reporteros, ni sus luces.
"¿Quieres ser cronista? Desde mañana tú cubres el beisbol".
Y desde ahí hasta el día de hoy.
Ese fue mi primer acercamiento con don Enrique Montero Ponce en el mundo del periodismo. Al día siguiente, molesto porque le impusieron a Vicente Galaviz como director adjunto, renunció a la subdirección de Nueva Era de Puebla y se concentró totalmente en su querida Tribuna Radiofónica.
Ya jamás le perdí la pista y como lo dijo, a partir de ahí me encargué de cubrir el beisbol en Nueva Era -hasta su cierre- y más tarde en El Sol de Puebla.
Lo vi por última vez durante la campaña 2019 de la Liga Mexicana y a pesar de sus complicaciones por su edad, tenía las fuerzas para subir a la zona de palcos, acompañado de Eric, su inseparable asistente, para disfrutar a sus queridos Pericos, a pesar del dolor que le causó que Radio Tribuna no haya renovado el convenio de transmisión.
Su partida es dolorosa porque, siempre desde su trinchera, apoyó a todos los deportes y defendió a muerte la permanencia tanto del futbol como del beisbol en su querida Puebla.
Era un hombre que dividía opiniones, pero sí, con un corazón que no le cabía en el pecho.
Se le extrañará, don Henry.
Un abrazo para toda su familia.