Gerardo Sánchez se hace pequeño detrás de la malla protectora, mientras observa la práctica de bateo de los Pericos de Puebla.
Ya pasó el momento del grupo fuerte, y al final se queda a observar el turno de los novatos. De los jóvenes que buscan maravillar y ser tomados en cuenta, para comenzar sus sueños en las sucursales de los Pericos de Puebla.
Detrás de home también están Héctor Hurtado, Eduardo Ríos y Alfredo Félix, un auténtico guerrero que lucha por recuperar su andar después de ser sometido a una cirugía en la columna hace algunos meses.
A lo lejos, “La Chispa” Gastélum, con bate en la mano observa la práctica de bateo de los jóvenes, mientras Chuy Moreno recuerda sus tiempos de gloria en la loma y “El Viejón” Armando Valdez trabaja con su pitcheo del lado de la línea del jardín derecho.
“La Chispa” se acerca para saludar y vuelve a lo mismo. Lo de él es moverse por todos lados. “No para”, dice Gerardo.
“La Pólvora”, inmortal ya de la pelota mexicana, que posee la marca de más partidos jugados de manera consecutiva en el verano, ya sabe lo que es dirigir a los Pericos de Puebla.
En la etapa del contador Rafael Moreno Valle fue el primero en dirigir al equipo en el ya lejano 2007.
Lo metió a play-offs, pero en el camino se encontraron con la pesadilla de siempre… Saltillo.
Al año siguiente repitió, pero a media campaña fue relevado del cargo por Mario Mendoza. Esa vez todo se vino abajo y el equipo quedó fuera de la postemporada.
Gerardo sabe ya lo que es dirigir a Pericos. Pero ahora cumple otra faceta la de coach.
Él y Héctor Hurtado, quien también ya dirigió un rato a los Tigres, serán hombres de confianza en el dugout para apoyar al joven timonel Carlos Alberto Gastélum.
A Gerardo le gusta el reto y quiere aportar lo que sabe para ayudar al sonorense y al equipo a tener una buena campaña.
El cuerpo técnico de Pericos es de lujo, integrado por exjugadores mexicanos, a excepción de Roberto Mejía, el dominicano que recordó aquel 2003 cuando “El Che” Reyes lo mandó a cubrir los jardines en un juego de pretemporada y se negó rotundamente.
“Viene a jugar segunda y tercera, no los jardines”, le respondió Mejía, quien al día siguiente ya no estaba en el equipo.
“El Che” estaba de regreso en la organización después del proyecto que inició en el año 2000 y con esa decisión marcó su territorio.
El quisqueyano develó el secreto de lo que se manejó como baja por lesión. Al poco tiempo Mejía apareció con Oaxaca y años después cuando jugó con Veracruz fue vendido al beisbol de Corea por los Mansur.
Gerardo era parte de ese grupo y sonríe cuando Mejía narra un pasaje de su carrera como pelotero.
“Jamás me lo perdonó y hasta la fecha me guarda rencor”, dice el dominicano quien ahora apoyará a Gastélum como instructor de fildeo y coach de base.
Bajo un radiante sol en el Hermanos Serdán, los Pericos cumplieron un día más de trabajo, con el mejor ambiente y un cuerpo técnico con muchas millas recorridas dentro de la pelota.