Vistió nueve temporadas la franela de los Pericos de Puebla. Disparó 39 jonrones en 1963 y siempre durante su carrera de 20 temporadas utilizó el número “9” en sus dorsales.
Fue un número del que siempre estuvo ligado, y el que presume fue su número más bajo de calificación que sacó en su época como estudiante.
En 2016 cuando vino a Puebla para ser padrino der la inauguración de la temporada del campeonato lo primero que hizo al llegar a la caseta verde fue preguntar ¿Quién trae el número 9?
La directiva de esos tiempos no reparó que el hombre quería portar ese día el número que portó las nueve campañas que vistió la franela poblana.
El jersey que le entregaron no traía número, pero de inmediato se hizo el movimiento. Y el México americano J.P. Ramírez que utilizaba ese dígito no reparó en facilitárselo.
Así, con mayor confianza se trepó al centro del diamante y realizó el disparo que recibió su paisano César Tapia, que curiosamente acabó con muchas marcas que dejó establecidas en su paso por los Pericos.
Ronnie Camacho se mantiene más que saluda a sus 83 años. Es un hombre fuerte y cada vez que habla de Puebla lo hace con enorme orgullo, recordando en sus anécdotas esos momentos gloriosos que vivió con los Pericos entre 1960 y 1969.
Llegó en una mudanza de la franquicia de Laredo a Puebla, y se fue a Yucatán en 1970 cuando Barbachano Ponce se llevó al equipo a su estado natal.
El de Empalme tuvo un año complicado cuando llegó con Puebla en 1960. Solo 10 jonrones y 57 carreras impulsadas, lo que le costó ser enviado al Águila de Veracruz al año siguiente, donde terminó con el México.
Pero a nadie gustó su partida y en 1962 recuperó su lugar con los Pericos para encestar 25 jonrones y remolcar 81 anotaciones.
Fue el despunte de Ronnie que al año siguiente fue pieza clave en la conquista del banderín al implantar la marca de 39 jonrones y remolcar 108 carreras. Y de ahí siguieron campañas de 35, 25, 30, 20, y se despidió con 24 el último año y 116 impulsadas, dejando atrás las 114 que había remolcado en 1964 y repitió en 1966.
De los 317 estacazos que disparó en su carrera 192 fueron con Puebla, lo mismo que 843 de las 1,273 carreras que mandó al plato. Números que le valieron ser entronizado al Salón de la Fama en 1983 al lado de las grandes figuras de 63 como Fitch, Zacatillo, Moi Camacho, Sandoval, Sotelo, entre muchos más.
Es el Ronnie dicharachero que jugaba la primera base con maestría y cada vez que se paraba al plato por el lado de los derechos ponía a temblar al que estuviera en la lomita.
Es el Ronnie que pronto estará de vuelta en Puebla, y del que se espera como en 2016 vuelva a traer la “onza” del éxito bajo el brazo.