Con la “suspensión” o separación de Jonathan Fabbro de losLobos de la BUAP, por las acusaciones que pesan en su contra enArgentina, suman tres los futbolistas en el cubil dados de baja portemas disciplinarios y extra cancha.
El 50 por ciento de los sancionados, todos contratados comorefuerzos con el objetivo de ayudar a La Manada a salvar lacategoría, ni siquiera terminaron el primero de los dos torneospor los cuales firmaron o se logró su préstamo.
William Palacios y Luis Quiñones fueron los primeros a los quese les mostró la puerta de salida en Ciudad Universitaria(CU).
Palacios por la pelea protagonizada a comienzos de temporada conel goleador del equipo Julián Quiñones, riña que acabó conambos en el hospital y llevando al exfutbolista del Comerciantes dePerú de regreso a territorio inca para jugar con el Melgar. luegode dársele de baja en el cubil.
Aunque aquella decisión, despachar a uno y dejar a otro en elequipo por el mero hecho de ser el referente ofensivo, demostróque en CU se medían con vara distinta las desobediencias alreglamento interno del club, lo cual también abrió la puerta aotros capítulos de indisciplina.
Días antes del despido de Palacios, Lobos contrataba a JonathanFabbro. El mediocampista argentino firmaba con La Manada sumido enmedio de líos legales, los mismos que hoy lo tienen en la mira deInterpol.
La Manada se hacía de un futbolista con experiencia en elmedio, además de barato; pero pasaba de largo los riesgos de laoperación, los cuales cinco meses después le explotaron en lacara y la obligan a hacer por otro refuerzo cuando en sus planesoriginales ni siquiera consideraba su contratación.
JULIÁN QUIÑONES, TEMA APARTE
Un mes 10 días después de la separación de Palacios, aJulián Quiñones se le aislaba del plantel por “tiempoindefinido por no cumplir con el perfil que exige lainstitución”, anunciaba el club a través de un comunicado deprensa.
La sanción a Quiñones lucía mínima a pesar de tratarse denuevo acto de indisciplina, el segundo en menos de dos meses.
En el cubil aludieron en aquel momento a la inmadurez delartillero como el motor de sus faltas.
Por lo que, a través de correctivos como apartarlo del equipode forma indefinida, apostaban a hacerlo recapacitar y meterlo encintura.
Pero 10 días después de la sanción a Julián, a otro jugadorse le mostraba la puerta de atrás: Luis Quiñones se iba de CU deforma definitiva cuando se recuperaba de una lesión.
La directiva lanzó entonces otro oficio explicando su nuevadecisión: “Luis Quiñones ha sido de baja de forma definitivadel Club Lobos BUAP, ya que durante su periodo de rehabilitaciónincurrió en repetidas indisciplinas, las cuales para lainstitución son inadmisibles”.
FABBRO, RIESGO LATENTE
La suspensión a comienzos de semana del contrato de JonathanFabbro, la tercera en el cubil por temas extra cancha, se tratabade un riesgo conocido por La Manada.
El argentino naturalizado paraguayo corría el riesgo de viviruna situación como la ocurrida en pleno arranque de lapretemporada universitaria, pues al estar sujeto a investigaciónen cualquier momento se le podía dictar sentencia condenatoria oabsolutoria.
Aun así, el tema le explotó en la cara a Lobos.
En CU, el lunes, daban por hecha la presencia en el cubil delsudamericano para arrancar junto al resto del plantel los trabajosde preparación rumbo al Clausura 2018; con la noticia sobre laorden de captura en contra del pampero y solicitándole apoyoInterpol para dar con su destino, en territorio licántropocompañeros, cuerpo técnico y hasta directivos quedaronperplejos.
A CONSIDERAR
Todos los futbolistas inmiscuidos en líos disciplinarios en elcubil en los últimos meses se trataron de jugadoresextranjeros.
Sólo los peruanos Luis Advíncula y Pedro Aquino mostraron uncomportamiento intachable en los últimos meses: manejándosedentro de la cancha como jugadores disciplinados tácticamente;fuera, como elementos ejemplares para sus compañeros y laafición.
EL DATO
En el último semestre, Lobos se convirtió en el equipo conmás jugadores dados de baja por indisciplina en México.
El otro fueron los Venados de Mérida del Ascenso MX.
Los ciervos separaron de un “jalón” a tres futbolistas desu primer equipo a finales de octubre.
Jorge Escamilla, Marcelo Alatorre y Antonio Medina dejaron a losVenados.
El primero se despidió del club por conducir en estado deebriedad y estampar su automóvil en el portón de un colegio deMérida, los segundos por auxiliarlo.
El club los apartó de su disciplina al no “promover losvalores que rigen a la institución”.