Si bien el estadio Cuauhtémoc no tuvo un lleno hasta las lámparas sí registró una gran entrada la cual en su mayoría fue de playeras amarillas, no obstante, la minoría de aficionados al Puebla fueron quienes pusieron la fiesta tanto en la tribuna cómo los futbolistas en la cancha.
Desde temprana hora las principales calles y avenidas que convergen al estadio dos veces mundialista se vieron copadas de aficionados con sus playeras amarillas, los americanistas que en su rostro mantenían la ilusión intacta de regresar al triunfo y de enfilarse de una mejor manera rumbo a la liguilla.
Pero fue la parcialidad poblana que siempre sabe que en estos partidos frente al América, aunque en los últimos tiempos son minoría en las tribunas del estadio dos veces mundialista, por falta de apoyo no habría reproche alguno de sus jugadores en cuanto al ánimo y así fue.
Tal parece que las mantas que la afición poblana en el sector sur colocó minutos antes del encuentro con las imágenes de dos históricos como Carlos Poblete y Roberto Ruiz Esparza, eran un aviso de lo que pasaría en el césped verde, donde al parecer el espíritu de ambos míticos jugadores se hizo presente así como en los años 80’s cuando hacían temblar a los americanistas, haciéndose presente una vez más porque el Puebla fue dominador del encuentro ante un opaco América, tanto en la cancha como en las tribunas.
A medida que caían los goles, los rostros de los pequeños se iluminaban de alegría y de los mayores de un regocijo de ver caer al odiado rival para las huestes americanistas que reflejaron la preocupación y el sufrimiento que se hizo presente y al final la alegría con la que llegaron al Cuauhtémoc se fue diluyendo en una tristeza incomprensible para ellos al ver caer de una forma tan estrepitosa a su equipo.
El Puebla no vencía al América en el Cuauhtémoc desde el Bicentenario 2010 cuando se impuso 2-1, pero su último triunfo como local fue en el inicio del Apertura 2015 cuando lo liquidó 4-2 en el estadio Universitario de la BUAP.