El exceso de confianza, tras tomar en los primeros 10 minutos del partido la delantera, mató el domingo a Lobos contra Necaxa.
La molestia de Juan Francisco Palencia, técnico de La Manada, resultaba entendible tras desperdiciar una ventaja de dos goles y más tarde perder el duelo.
Pero si bien el conjunto licántropo hizo méritos para no salir con los tres puntos, también el árbitro central Óscar Mejía jugó un papel fundamental para el desenlace del duelo cuando no consultó el VAR para sancionar un claro penal sobre Oscar Macías hacia el final del primer tiempo.
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En caso de haber recurrido al sistema de video arbitraje, y corregir la marcación con la pena máxima, la historia tal vez hubiese sido distinta el domingo en el Universitario.
Sin embargo, La Manada terminó por perder el invicto y desperdiciar una oportunidad dorada para colocar otro clavo en el ataúd de los Tiburones Rojos del Veracruz en la carrera por mantener la categoría.
La derrota, la primera de Lobos desde el revés en el Azteca contra La Máquina Celeste de la Cruz Azul en la penúltima fecha del torneo pasado, le brinda un halo de esperanza a los jarochos en su deseo por quedarse en el balompié de Primera División por la vía deportiva, y no a cambio de sufragar 120 millones de pesos.
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Aunque no todo es malo para el equipo adiestrado por Juan Francisco Palencia, pues si bien perdió, los Tiburones también lo hicieron en el arranque de la fecha, dejando todo igual en la carrera hacia la salvación. Es decir, Lobos sigue necesitando de nueve puntos para asegurar su lugar en el máximo circuito por un año más.
Ahora, Palencia y sus pupilos necesitarán de una gran dosis de autocrítica para evitar más situaciones como la del domingo en el futuro, pues si pierden la tensión competitiva de nuevo, se arriesgan a caer en un tobogán sin fin.
En cuanto a la actuación de Juan Francisco Palencia, dio la impresión de una tardía reacción táctica para contrarrestar la crecida de los Rayos del Necaxa.
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Tras perder a Bryan Rabello, aparentemente por lesión en las últimas líneas del primer capítulo, el conjunto lobezno no dio con la tecla para controlar el esférico.
Palencia, aún en control del juego con el marcador 2-1, echó mano de Óscar Macías para suplir la baja del andino, pero inclusive así le resultó imposible hacerse de nuevo de la pelota y él y su escuadra lo pasaron mal.
Necaxa no se trataba de Veracruz, a quien hace una semana La Manada controló cuando los jarochos dominaban el balón.
Y en el segundo tiempo, el señorío rojiblanco se acentúo y Palencia, o Lobos, siguieron sin indicios de corregir para contrarrestar.
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Luego, los errores de concentración o marcación por parte de Michael Orozco acabaron por poner ojo de hormiga el partido. El zaguero pecó de inocente cuando cargó por la espalda a Eduardo Herrera dentro del área, con el silbante frente a ellos juzgando la acción.
El central no dudó, sancionando acertadamente la pena máxima –para desgracia de Lobos- y Necaxa lo empató.
Con la inercia, y una gran dosis de inspiración de Ángel Sepúlveda, los Rayos lo acabaron ganando con un soberbio zapatazo desde fuera del área, dándole una lección de coraje, amor propio y táctica a Lobos.
En un torneo como el de La Manada, donde se pelea por mantener la categoría, se debe de ir partido a partido, jugando en los mismos por igual del minuto al 90, o más allá.
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La página debe de voltearse cuanto antes, pues la semana es corta para Lobos con actividad hoy en copa ante Veracruz y el próximo viernes visitando a Atlas por la liga.
PUNTOS A TENER CLAROS EN EL CUBIL
- LA PELEA por el no descenso se juega a tope desde el primer minuto al 90 en cada partido.
- TENSIÓN DEFENSIVA, pues dos de los goles del Necaxa llegaron por falta de competitividad de La Manada a la hora de apretar al rival.
- FALTA LIDERAZGO sobre el terreno de juego para dar instrucciones y corregir desde dentro cuando el plan de juego no cumple conforme lo esperado.
Con la derrota del domingo contra Necaxa, Lobos perdió una racha de cinco partidos sin caer en casa.