En los últimos 20 años cuatro equipos compraron su permanencia en la Primera División, luego de perder la categoría deportivamente.
Puebla, el primero; luego, los Potros de Hierro del Atlante, quienes, además de pagar, debieron de jugar una serie por la promoción; Gallos Blancos del Querétaro siguió la estela de los dos primeros y Lobos se unió al club en días pasados.
Aunque, a diferencia de los primeros tres, a La Manada se le sometió a un proceso engorroso para quedarse en el máximo circuito. Pero, al igual y como blanquiazules, azulgranas y emplumados, frustró el sueño de otra ciudad o estado con el anhelo de auspiciar al futbol de Primera División.
La Franja, o su entonces dueño, Francisco Bernat, se hacía en 1999 de la franquicia de Unión de Curtidores, quien, tras golear 7-1 a Venados de Yucatán en la final de ascenso, ganaba la categoría.
Con dicha operación se terminaban 50 años de historia de una franquicia con idas y venidas entre el futbol de Segunda y Primera.
Puebla, o el Unión de Curtidores, descenderían de nuevo seis años más tarde; aunque en esta ocasión sí pisaron el ascenso, desde donde volverían en 2007 al máximo circuito.
El caso de los Potros de Hierro en 2001 merece mención especial, pues los azulgranas, por su desempeño dentro de la cancha, hicieron méritos para bajar a la entonces llamada Primera A.
Pero, como en un acto de magia, Atlante se mantenía con opciones de conservar el lugar cuando se modificó sobre la marcha el reglamento, creando una serie por la promoción entre los Potros y el ganador de la Primera, el Veracruz.
El conjunto capitalino se impuso 4-1; no obstante, debió de completar el trámite: desembolsar 5 millones de dólares (mdd) a la Federación Mexicana de Futbol (FMF).
Los azulgranas quedaron a deber la cantidad y años más tarde la saldaron cuando su dueño, Alejandro Burillo, vendió el Centro de Alto Rendimiento (CAR) por 40 mdd a la FMF.
Doce años después, los Gallos Blancos del Querétaro eludieron el descenso al hacerse de los Jaguares de Chiapas.
La entidad sureña se quedó momentáneamente sin futbol hasta la llegada del San Luis, a quien movió el empresario poblano de la construcción Carlos Hugo López Chargoy.
Lobos, con los 120 millones de pesos pagados a Cafetaleros de Chiapas en días pasados, aseguró su permanencia en el máximo circuito y se convirtió en el cuarto equipo desde hace 20 años en pagar o comprar una franquicia con el objetivo de eludir el descenso.