Han pasado cuatro meses desde el anuncio de la venta de la franquicia de Primera División Lobos a Juárez, cuatro meses de dimes y diretes entre la BUAP y Mario Mendívil, empresario a cargo de la negociación aparentemente irregular de La Manada, y el tema sigue sin llegar a nada.
Las únicas certezas hoy, mientras los tribunales nacionales como extranjeros (TAS) definen si los extintos Lobos se vendieron bien o no, cuentan sobre un negocio con varios ceros para Mario Mendívil, unos Bravos de Juárez pagando derecho de piso en la máxima categoría y la pérdida de un activo para la BUAP.
Y aún hay varias preguntas por resolver en el caso. Por ejemplo, ¿cómo fue posible para la universidad perder tan fácil un equipo de futbol?, ¿por qué la máxima casa de estudios jamás conectó con Mario Mendívil y su grupo?, o ¿por qué no le permitió la operación total del equipo después de cubrir los 120 millones de pesos, garantizado la continuidad de Lobos en Primera División?
En la última semana, y luego de dos meses sin noticias frescas sobre el caso, el tema reapareció en los medios adquiriendo tintes políticos, pues casualmente volvió a la agenda en la semana del II informe de labores del rector, Alfonso Esparza Ortiz.
Además, en dicha semana y por primera vez desde la presentación del caso en los tribunales, la parte acusada se apersonó en los juzgados o en la fiscalía del estado para informar sobre una demanda en contra del mandamás de la Benemérita, por presunto desvío de fondos públicos en beneficio de un equipo de futbol.
La BUAP, como midiendo fuerzas, respondió con un comunicando pidiéndole al mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) su intervención para hacer justicia. Todo esto a pesar de haber demostrado en agosto, gracias a la Auditoría Superior del Estado y de la Federación, el no uso de recursos públicos en una empresa de particulares.
Tal vez la petición de la BUAP a AMLO se deba a sentirse desfavorecida ante Mario Mendívil y su aparente posición como empresario “consentido” del gobernador Miguel Barbosa.
Aunque el mandatario del estado dejó el domingo en claro, durante su gira de trabajo por Tepexi de Rodríguez, no intervendrá en favor de Mendívil. Pero sí invitó a ambas partes a lograr un acuerdo, haciendo énfasis en la necesidad de los “entes públicos de transitar con transparencia y de rendir cuentas”.
El “miedo” de la BUAP tampoco es infundado, cuando en Puebla el futbol no es exento de intereses políticos. Para muestra lo sucedido con Francisco Bernat, exdueño de La Franja, con Ricardo Henaine durante el mandato de Mario Marín; y la presión a la cual se le sometió a Henaine para dejar al Puebla, en la gestión de Rafael Moreno Valle.
Quien no lo recuerde, Bernat acabó en la cárcel y debió de ceder a cambio de su libertad el control del conjunto blanquiazul a Henaine. Éste último, tiempo después, vendió a la familia López Chargoy sus acciones, abriéndole más tarde la puerta para el control de un club con LXXV años de historia a una televisora.
Aunque en el caso de Lobos, el equipo está extinto y no habría por qué pelear. Pero aún hay 270 millones de pesos y una franquicia de futbol de ascenso, en poder de Mendívil, en juego.
- 270 MILLONES de pesos y una franquicia de ascenso se encuentran todavía en juego en esta batalla que se definirá en los tribunales
- 5 MESES se cumplieron desde que se concretó la venta de la franquicia de los Lobos para convertirse en Bravos de Juárez
LA HISTORIA EN MOMENTOS
- 270 MILLONES de pesos y una franquicia de ascenso se encuentran todavía en juego en esta batalla que se definirá en los tribunales
- 5 MESES se cumplieron desde que se concretó la venta de la franquicia de los Lobos para convertirse en Bravos de Juárez