Una entrada superior a los 30 mil aficionados fue la registrada anoche en el estadio Cuauhtémoc donde las playeras amarillas salieron a relucir en su mayoría para presenciar el juego entre Puebla y América, el cual de principio a fin mantuvo a los espectadores al filo de la butaca.
Las inmediaciones del inmueble dos veces mundialista comenzaron a incrementar su actividad a partir de las 6 de la tarde con la llegada de público de todas las edades pese al clima frío que imperó en la capital poblana, el ánimo incrementó al paso de los minutos.
Si bien el color amarillo fue predominante en las avenidas que conducían al Cuauhtémoc, ya sea por Calzada Zaragoza, 18 de noviembre o la autopista Puebla-Orizaba, el entusiasmo de la parcialidad poblana también se hizo presente para apoyar a los suyos y nunca se intimidaron.
El paso de los minutos los accesos se fueron complicando, primero por la ineficacia del operativo de tránsito, segundo, por la zona dE estacionamientos donde nuevamente los "viene-viene" hicieron de las suyas para posicionarse de los cajones y aunque a los conductores les decían que era cooperación "de lo que gustarán", eso no gustó a quienes llegaban.
Se dice que en la zona del Hermanos Serdán llegaron a cobrar entre 50 y 100 pesos por auto.
Avanzaron los minutos, la alegría por ver el partido también aumentó, aunque el desorden también lo hizo.
Ya dentro del Cuauhtémoc, el entusiasmo creció más aún, cuando ambos equipos saltaron a la cancha para realizar su calentamiento, ahí los cánticos "Puebla, Puebla" o "Vamos, vamos América", no se hicieron esperar, la hora del partido se acercaba.
"Al Pueblita le llenaremos su estadio pero vamos a ganarles", decía un aficionado azulcrema; en La Franja no se quedaron atrás, "Aquí saldrán llorando los piojitos de Herrera", también pregonaban.
El momento más emocionante de la noche fue la salida de ambos equipos a la cancha y la forma como el estadio Cuauhtémoc y los aficionados recibieron a los suyos, mientras la directiva del Puebla se lució con fuegos pirotécnicos y humo azul que emanaba de la cabecera sur en la porra local, los cánticos americanistas también se hicieron presentes en una fiesta que hizo recordar una vez más que los Juegos entre los Camoteros y las Águilas siempre tienen un condimento especial
El único "grano en el arroz" fue el ver la rampa sur del estadio sin aficionados, triste y desolado, signo inequívoco que la ampliación de dos rampas en el Cuauhtémoc terminó siendo un lujo innecesario.
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