Una apisonadora blanquiazul apareció en Ciudad Universitaria para llevarse por delante 0-4 a la versión más floja y lamentable de La Manada en el Clausura 2019.
El Puebla, por si quedaban dudas, le recordó a Lobos y a su gente por qué el Universitario se ha vuelto su segunda casa. Al cuadro del norte de la ciudad, cazador de los lobeznos por cuarta ocasión desde la inauguración del cubil en el 2012, le bastaron 37 minutos y un gran Lucas Cavallini para apuntarse la cuarta edición del derbi en la máxima categoría para tomar rumbo hacia la Liguilla.
Si Lobos cometió errores infantiles en defensa, eso no fue culpa de La Franja. Si Michael Orozco se acordó de sus días donde vestía de blanquiazul, por ese autogol a los siete minutos para abrir la pizarra, eso sí acabó de agigantar al conjunto de José Luis Sánchez Solá para abrochar de manera imperial el partido.
La Franja jugó con Lobos como si se tratase de un cachorro, su cachorro.
Entonces aprovechó la ventaja táctica de colocar a dos flechas por izquierda (Omar Fernández y Brayan Angulo) para quemar a un panzer fuera de tiempo y ritmo (Orozco) a cargo de custodiarlos. Los colombianos, ellos solos, se encargaron de generar todo el peligro de La Franja.
Imparables en sus combinaciones, y matones a profundidad, dejaron a Lucas Cavallini a los 17 minutos dentro del área para firmar el segundo, justo cuando Lobos acaba de entender de qué van los derbis.
La jugada, más todas las anteriores, obligaban a Juan Francisco Palencia a corregir; sin embargo, “El Gatillero” mantuvo a Orozco como custodio de Fernández y Angulo. El técnico lobezno pagó cara su decisión -o necedad- con el tercero en contra, aunque ahora Leiton Jiménez clavaba el centro de Fernández en propia puerta.
“¿Y Félix Crisanto…?”, preguntaban en la grada sobre el catracho, capaz de tapar la subida de los cafetaleros, “bien gracias”, respondían con ironía los pocos fanáticos licántropos.
Palencia se acordó del hondureño, con el daño hecho, hasta después del completo. De paso exhibió a Orozco, sacándolo del campo.
Los términos de la capitulación parecía se habían negociado, pero en la guerra la lluvia de balas no cesa hasta dar con una bandera blanca y Puebla consumó el repaso con Cavellini firmando de cabeza el cuarto a los 73.
Toño Rodríguez, portero y héroe licántropo en otras tardes, pedía una falta tras el encontronazo con el canadiense, producto de pelear el esférico en todo lo alto. Pero el central César Arturo Ramos Palazuelos juzgó limpia la jugada, mientras se subía el cuarto al marcador.
Hacia el final del partido, Lobos parecía hallaba el de la honra por medio de un penal. Pero el VAR aclaró la falta, fuera del área para mantener la blanqueada.
Por cierto… Leo Ramos reapareció con Lobos.
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