Ni orgullo en juego ni goles, el derbi entre Lobos y Puebla aburrió de respeto... Al menos hasta un yerro se Francisco Canales a 75 minutos bien aprovechado por Christian Marrugo para hacer el único tanto del partido.
La Franja dejó en claro a quién le pertenece Puebla sin importar la situación del rival, descendido y tratando de irse con honra de la Primera División.
Un balón colgado al área sin mucho veneno lo midió mal Canales, quien en lugar de despejar de puños trató de sujetarlo; pero en el choque con el recién ingresado Marrugo soltó la pelota y se quedó en el suelo pidiendo la falta…
El blanquiazul metido en el partido se giró, halló la pelota y marcó para desencadenar la locura del fondo sur repleto de aficionados a La Franja.
Sí, aún en la despedida Lobos jugó de visitante en casa.
Otra vez un error de los porteros le costó a La Manada: Villalpando, Álvarez y ahora Canales.
Puebla lo buscó en el segundo tiempo y lo ganó, después de un primer tiempo donde los universitarios gozaron de las más claras.
La primera media hora de partido valía el relato, media hora en la cual Lobos hizo gala de vergüenza deportiva haciendo el gasto y generando las de mayor peligro; pero Vikonis le tapó un testarazo a Alfonso Sánchez apenas a los dos minutos de juego, luego a Sánchez le faltó tiza con el marco a placer y con el portero blanquiazul caído.
El peruano Irven Ávila, el único sobreviviente de la legión inca en el cubil, también presumió de la suya y Vikonis certificó por qué es el custodio de la meta poblana.
Ávila insistiría a nueve del final del primer tiempo, pero ahora en lugar de sentenciar, buscó la línea de fondo desparramando rivales para después servir atrás a la entrada de Olascoaga, quien empalmó muy por debajo el esférico y éste terminara por encima.
Aunque La Franja parecía lo ganaba con un remate con el sello de gol tatuado de Cavallini; no obstante, Francisco Canales, vencido, alcanzó a estirar las piernas y aguantó el 0-0.
Después de un primer tiempo licántropo, La Franja salió con más decisión en el segundo lapso monopolizando el esférico y metiendo poco a poco en su campo a los locales hasta despedir con todo cariño a La Manada del máximo circuito.