Con dos Mundiales en su cuenta, Marcelino Bernaltambién se llenó de gloria en Estados Unidos 94, simplemente le marcó a la subcampeona del Mundo, a la poderosa Italia de Baresi, Maldini, Baggio, Donadoni y Pagliuca.

Marcelino hizo un golazo y qué golazo.

Con el sello de la casa, Bernal se tuvo fe, sacó un riflazo de auténtica lumbre y con ello abrió el catenaccio italiano.

La joya de Marcelino fue celebrada el 28 de junio de 1994 desde Washington en lo que fue el tercer juego de la fase de grupos. Empate de 1-1 dio el pase a México a los octavos de final y con el gol de Marcelino, el Tricolor se quedó con la punta del sector E.

Y es que las cuatro selecciones quedaron empatadas en puntos. México, Irlanda, Italia y Noruega sumaron las mismas 4 unidades, pero por tener más goles a favor (3), el Tricolor pasó como primer lugar del sector.

Marcelino destacaba en la media cancha de la Selección. Sus virtudes dentro de la cancha era la fuerza, movilidad y recuperación de balones.Asimismo una de sus mayores cualidades fue la de su potente disparo de larga distancia, se retiró en el año 2002 tras más de 20 años como futbolista profesional y con 65 participaciones en selección mayor así como 5 goles con la misma y con 2 campeonatos de Liga conseguidos en su historia.

Aquel gol aún mueve las redes del Robert F Kennedy Memorial Stadium. México estaba contra las cuerdas debido al gol de Massaro recién iniciado el complemento. El Tricolor buscó emparejar a toda costa.

Al minuto 57, en una jugada que nació con saque de banda por sector izquierdo, la pelota se paseó en los dominios centrales, Italia no pudo cortar o reventar, la pelota le llegó aHermosillo, éste se la cedió a Bernal, quien se quitó a un defensor y desde fuera del área sacó un escopetazo producto de su fina derecha, el balón fue raso, potente y con velocidad que no pudo detener Pagliuca.

Las redes inmediatamente se movieron y estuvieron a nada de reventarse, ya que el trallazo llevaba una gran velocidad. El gol erupcionó a todo el inmueble, Bernal, lleno de júbilo, corrió al lado de sus compañeros, se melena no le impedía celebrar con todo, Joaquín del Olmo fue el primero en abrazarlo y a él se unieron Carlos Hermosillo, Luis García, Zague, Jorge Rodríguez y los demás.