Aquella noche del 16 de noviembre de 1985 la orden de José Luis Martínez, jefe de deportes de El Sol de Puebla, fue clara. “Te toca, profesor”.
Así nos comunicábamos en aquellos tiempos en la sección.
“Te vas al Mesón del Ángel y cubres la rueda de prensa de Argentina. Hablarán Maradona y Bilardo”, me dijo el profesor Martínez Fajardo.
Acompañado de Juanito Herrera, nuestro fotógrafo estrella, emprendimos el camino.
Esa noche llegaba la selección argentina a Puebla para su duelo amistoso del día siguiente contra México en el estadio Cuauhtémoc, como preparación para el Mundial, en plena construcción de las rampas Oriente-Poniente que aumentaría la capacidad del Coloso poblano para la máxima justa futbolera del año siguiente.
La tarea era arrancarle la alineación a Bilardo, con quien logré caminar a su lado, pero no quiso soltar prenda.
Después apareció el genio. Vestido de mezclilla con una camisa gris con manchas azules. Acababa de cumplir sus 25 años y ya estaba convertido en la máxima figura del Nápoli en Italia.
Grabadora en mano quise sacar la exclusiva. Caminé a su lado, pero Diego me respondió “todo en la conferencia de prensa”.
Juanito Herrera se avivó y tomó la foto anhelada, que 35 años después, logré sacar del baúl de los recuerdos.
Inolvidable, una foto con Diego, el más grande de aquellos tiempos, y quien un año después comenzaría en la misma angelópolis, a acrecentar su historia.
En la rueda de prensa habló del partido contra México, y el deseo de Argentina de ganar el Mundial al año siguiente.
Su voz fue de profeta. El sueño se le cumplió y con él como máxima figura.
EN EL MUNDIAL
Después me tocó verlo en acción aquel 5 de junio de 1986 en el primer partido del Mundial en el estadio Cuauhtémoc frente a Italia.
Su duelo con su compañero de equipo en el Nápoli, Salvatore Bagni, y como en el minuto 34 hace alarde su velocidad, para desprenderse de su marca, meterse al área y cruzar su disparo sobre la salida de Giovanni Gali para marcar el 1-1 en el estadio Cuauhtémoc.
Once días después regresó al Cuauhtémoc para su última actuación en el dos veces mundialista, esta vez ya, en los octavos de final contra Uruguay en el clásico de Río de la Plata.
Fue un partido cerrado donde Argentina, con el gol de Pasculli, selló su pase a los cuartos de final y comenzó su camino rumbo a la conquista de su segundo mundial.
Después sólo lo vi por televisión. Ese gol con la “Mano de Dios” y su golazo saliendo desde media cancha, contra Inglaterra.
Más tarde su triunfo sobre Bélgica, y finalmente lo vi levantar la Copa tras vencer 3-2 a Alemania en la gran final.
Fue un deleite tenerlo cerca, verlo jugar y deleitarse con su indiscutible talento sobre la cancha... ¡Grande Diego! DEP.
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