De la posibilidad se pasó a los hechos y Beto da Silva se convirtió desde el fin de semana en el quinto futbolista peruano en vestir la elástica de Lobos.
El inca le llenó el ojo al cuerpo técnico y dirigencia para adelantar en la puja a los Gallos Blancos del Querétaro, club también interesado en los servicios del inca. Con el fichaje de da Silva se reavivó el romance entre La Manada y Perú.
El amor entre la nación sudamericana y el conjunto lobezno arrancó en el Apertura 2017 con las cesiones de Tigres y Rayados a Lobos de Luis Advíncula y Pedro Aquino; un semestre más tarde continuó con la compra de Irven Ávila a Sporting Cristal.
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Si bien Lobos se deshizo de Ávila vendiéndolo en el mercado de verano a Morelia, no ocultó sus emociones por los futbolistas incas e hizo el esfuerzo por traer a un portero con cartel y de garantías como Alejandro Duarte previo al Apertura 2018.
Pero Duarte llegó a la pretemporada tarde y no alcanzó a mostrar del todos sus facultades, perdiendo el pulso por fungir como el custodio de los tres palos licántropos con Toño Rodríguez. El exportero de las Chivas se convirtió en el número uno para Palencia.
Hoy, Duarte acompañará a da Silva en la aventura por el cubil. El guardameta sueña en convertirse en el portero titular de La Manada dentro de la copa; pero deberá de competir por el puesto con Francisco Canales.