Si los denominados equipos chicos pensaban que, con la supresión del descenso, los torneos de la Liga MX se iban a convertir en un paseo o mejor dicho en un descanso para sus finanzas en los próximos seis años, les salió el tiro por la culata.
Los presidentes de clubes encontraron la solución el pasado viernes durante la asamblea general que realizaron de manera virtual, para que la Liga no se convirtiera en una simple pantomima y los equipos la tomarán con la seriedad que debe ser.
“Así está mejor”, dijo Toño Iriarte que se jugó como suplente con el Puebla en el 2013 y desarrolló toda la campaña en el Ascenso.
“La falta de decisiones importantes hubiera convertido aquello en un circo”, agregó.
La Asamblea general se mantuvo en la misma postura: desapareció la Liga de Ascenso MX, y suprimió el ascenso y descenso seis años en la Liga MX.
Para los equipos que sufren año con año estar peleando por mantener la permanencia esa noticia pudo ser la más importante, pero en cambio los llenó de incertidumbre y preocupación.
Los directivos no tuvieron que ir tan lejos para salvar a la Liga MX y al mismo espectáculo, al obligar a los clubes que terminen en los últimos lugares del año futbolístico en la tabla de cocientes, a pagar una fuerte cantidad económica como castigo por su mala participación.
El último lugar de la tabla de cocientes deberá pagar la cantidad de 120 millones de pesos, como derecho a su permanencia, mientras que el penúltimo desembolsará 70 millones y el antepenúltimo, 50 millones de pesos.
“Eso los obligaría a invertir para armar buenos equipos”, agrega Iriarte.
En total sumarán 240 millones de pesos que servirán para apoyar año con año a los 12 equipos de la nueva Liga de Desarrollo que sustituirá a la Liga de Ascenso.
A SUFRIR
Una medida que, como siempre, beneficia a los poderosos y afecta a los equipos chicos quiénes al carecer de los recursos necesarios, sufren y sufren, torneo a torneo, para mantener la permanencia.
Uno de ellos es el Puebla que, aunque en los últimos cuatro años futbolísticos ha evadido terminar entre los tres del fondo en la tabla de cocientes, sí ha peleado palmo a palmo en la parte de abajo, para evitar la zona de quema.
“No queda más que trabajar con las fuerzas básicas y reforzarse para poder competir y aspirar a la zona de arriba”, dijo alguna vez su presidente Manuel Jiménez, que esta vez fue buscado por El Sol de Puebla, pero no pudo ser localizado.
Haciendo un recuento de los últimos seis años, a partir de la temporada 2013-2014, si esa medida se hubiera aplicado desde entonces, a estar alturas el Puebla tendría que haber desembolsado la cantidad de 120 millones de pesos, como castigo por terminar entre los tres últimos del torneo.
Eso viene a colación, porque en la temporada 2014-2015, cuando descendió la U. de G. solamente por diferencia de goles, el Puebla terminó en la penúltima posición de la tabla de cocientes, lo que le habría costado 70 millones de pesos.
Un año antes, cuando descendió el Atlante, terminó en el lugar 15 solo por encima del Atlas y Veracruz.
A la siguiente temporada, 2015-2016, el Puebla terminó en el antepenúltimo lugar, solo encima de Veracruz y el descendido Dorados. Es decir, un sitio que ahora costará 50 millones de pesos.
A partir de allí, el Puebla habría salvado la zalea. Fue 15 en la 2016-2017 por encima de Morelia, Veracruz y el descendido Jaguares; y repitió en el sitio 14 tanto en las temporadas del 2017-2018 como en la 2018-2019.
Actualmente en la tabla de cocientes del torneo que se encuentra detenido por el coronavirus, el Puebla ocupa la posición número 13, solo tres sitios arriba de donde comienzan los pagos.
Haciendo un recuento de los últimos seis años, al que mayor costo le hubiese representado estar entre los peores de la tabla de cocientes, es el desaparecido Veracruz, que además de los 120 millones que desembolsó por mantener la efímera permanencia en 2018-2019, tenía que haber agregado 70 en 2013-2014, 2015-2016, 2016-2017 y 2017-2018, donde terminó siempre en penúltimo, lo que significaban un total de 400 millones de pesos.
De ahí seguiría Lobos con los 120 de su permanencia en 2017-2018 y 50 más por terminar antepenúltimo en la temporada 2018-2019.
Una medida que lleva un claro mensaje, equipo que no tenga para competir y no cuente con un bolsillo que aguante, podría hacerse a un lado de motu propio y evitar un juicio como el que llevó hace poco tiempo a la desafiliación del Veracruz.