En sus tiempos, como si de eso hubiese sucedido hace 50 años, a las féminas que pateaban un balón se les veía raro y se les tachaba de “marimacho” en México, término despectivo y definido por el Diccionario de la Lengua Española como: “mujer que en su corpulencia o acciones parece hombre”.
Pero desde su primera convocatoria al combinado femenil azteca hace 20 años, Lupita Worbis y su generación ayudaron al crecimiento de las damas en el juego en México con la clasificación de la rama a los Juegos Olímpicos o al Mundial Mayor.
Todo esto, sin el fogueo propio de una Liga o del apoyo suficiente por parte de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) para desarrollar de manera profesional el balompié femenil en territorio azteca.
Los resultados cambiaron la perspectiva de los hombres de pantalón largo en la FMF y apostaron, tal vez por estar a la par de la equidad de los tiempos, por la creación de un circuito de futbol para damas hace tres años.
El organismo anunció la formación de la Liga Femenil MX y un torneo de Copa a finales del 2016. Desde entonces se han jugado cuatro certámenes ligueros, sumándose Puebla en 2018 al proyecto con La Franja y Lobos BUAP.
Si bien el circuito aún está como producto muy lejos de la Primera División de varones, pues se les paga a las futbolistas de cinco a 10 veces menos, ha servido para canalizar el talento femenil del país y empezarlo a desarrollar.
“Creo que mi generación la tuvo un poco difícil en cuestión de jugar al futbol, pues sólo se trataba de entrenar, entrenar y entrenar con la selección. Pero en ese momento necesitábamos jugar y entrenar todos los días como equipo, al igual y como hoy sucede”, valora Lupita Worbis en exclusiva para El Sol de Puebla.
La 115 internacional por México, dos veces mundialista y ganadora en dos ocasiones del bronce panamericano aplaude la creación y manutención del circuito rosa, pues a nivel representativos nacionales les servirá como experiencia a las futuras seleccionadas para no amilanarse ante un estadio lleno o jugar con un público en contra.
“Jugar en los estadios, enfrente de la gente y todos esos detalles que forman parte del juego te ayudan mucho cuando vas a una competencia de carácter internacional, pues por lo menos tienes una experiencia para pararte en cualquier cancha del mundo sin problemas”, explica.
Lupita, a pesar de gozar de un currículo importante en el futbol y a pesar de seguir su carrera después de la universidad al irse a jugar a los Estados Unidos, también debió de rehusar a sus sueños porque el juego no le daba para vivir, o por lo menos para mantenerse del mismo.
“Dejé de jugar por cuestiones económicas, pues cuando dejé de jugar aún la Liga Femenil no existía y me dediqué a mi carrera (arquitectura) por cinco años. Pero a partir de que vi la creación de la Liga, me animé a volver, pues aún estaba en edad”.
PUEBLA, SEGUNDA CASA
En su búsqueda de volver al juego y formar parte de la Liga Femenil, Puebla se le presentó en el horizonte ofreciéndole ser una de sus cuatro jugadoras mayores permitidas por el reglamento. Además, en la cuidad dispondrá de la chance de seguir vinculada al ramo de la construcción.
Es muy bueno ver que hay muchas niñas jugando al futbol en México y en el nivel que lo están jugando, con buenas actitudes y aptitudes
Puebla es como mi segunda casa, aquí me dejaron jugar y obtuve educación a cambio de eso. Ahora me abrieron las puertas del club femenil
Dejé de jugar por cuestiones económicas, pues cuando dejé de jugar aún la Liga Femenil no existía y me dediqué a mi carrera (arquitectura)
- 20 Tantos Worbis convirtió en competencias oficiales con el Tricolor