Atlangatepec, Tlax. El joven y escrupuloso ganadero de la histórica cabaña brava de San Antonio Tepetzala, don Emilio Sánchez Rivera, abrió las puertas de los potreros para llevar a cabo una de las labores comunes que se realizan en la intimidad del campo bravo: el herradero. Misma que consiste en marcar a fuego a los nuevos ejemplares, una vez que cumplen aproximadamente 8 meses de nacidos, así como se aprovecha para desparasitar y vitaminar a los futuros toros y vacas.
Emilio Sánchez Rivera junto con su equipo de trabajo, caporales, vaqueros, así como familiares y amigos, fueron marcando uno a uno cada pequeño ejemplar con el objetivo de mantener el control de esta importante ganadería tlaxcalteca.
EL PRIMER INDULTO EN LA ERA DE SÁNCHEZ RIVERA
Cabe señalar que este joven ganadero lleva al frente de este legendario hierro una década desde que su señor padre falleció. En el 2017 Emilio obtuvo su primer indulto. Fue con el toro número 33, el cual fue lidiado de manera magistral por el destacado matador tlaxcalteca José Luis Angelino. Como dato de anécdota Sánchez Rivera comentó: “tuvimos un semental también número 33 que tenía poco tiempo de haber muerto ya por edad y nos dejó muy buen ganado, un toro que me dejó mi señor padre.
Ahora curiosamente en los diez años que llevo al frente de la ganadería ya tengo un semental del mismo número 33. Ya nacieron sus primeras crías y espero que en breve podamos lidiar vacas. Tengo mucha fe de que nos va a dar un buen resultado”, apuntó.
En el mes de junio, San Antonio Tepetzala triunfó en el concurso de ganaderías que se realizó en el municipio de Atlangatepec en el marco del festejo de la feria donde participaron otras ganaderías también asentadas en la misma zona de la entidad tlaxcalteca como Manuel González, Atlanga, Olivares y Tepetzala, destacando los ejemplares de Manuel González y Olivares, pero quedando el premio en San Antonio Tepetzala. Una hacienda cuya primera acta de registro se tiene en original y data de 1530. Tan solo 9 años posteriores a la caída de la gran Tenochtitlán.
TORO MONUMENTAL
A la entrada del tentadero de esta hacienda, se ha colocado una escultura con dimensiones mayores a los toros de Huamantla y la plaza monumental de Apizaco. Esta escultura es también del ya fallecido artista tlaxcalteca Diódoro Rodríguez.
Fue la última que realizó el maestro, obra que dejó casi terminada y cuyo trabajo concluyó su nieto Eloy Vera. Este ejemplar está marcado con el número 33, un toro que ya es parte de la historia de esta cabaña brava y que es referencia obligada para quien visita el vecino estado también conocido como “cuna de la nación “.