Si bien los Saraperos de Saltillo durante muchas campañas seconvirtieron en el “coco” de los Pericos, también los verdestomaron como clientes a los Leones de Yucatán.
Otra vez, por segundo año consecutivo, este equipo deguerreros, con un corazón enorme, se levantó con el banderín dela zona Sur para convertirse en bicampeones de la División, algoque jamás había conseguido una franquicia de Puebla.
A los campeonatos de 1963, 1979 y 1986 le siguieron un segundolugar, una huelga y la eliminación en la primera ronda deplay-offs a la campaña siguiente.
En el del 2016 fue diferente.
A ese magistral campeonato lo siguió la consolidación comobicampeones de la zona Sur, y la posibilidad de ceñirse nuevamentela corona de la Liga Mexicana, y convertirse en el primerbicampeón del circuito desde que los Saraperos –que no ganabannunca- consumaron el doblete al vencer en las finales de 2009 y2010 a Tigres y Pericos.
Sí, esos Saraperos a los que jamás le hemos visto una enplay-offs. Ni en primera ronda, ni en la final del Norte y ni en lafinal de la Liga Mexicana.
Pero así como Saraperos es a Pericos, Pericos es a Leones.
Es la cuarta vez consecutiva que los Leones y los Pericos seenfrentan en postemporada, y en las cuatro los verdes han salidoadelante.
En las dos últimas, Yucatán llegó como el mejor del Sur, ylos verdes que avanzaron como segundo lugar, impusieron supaternidad.
Ya nos da pena con los amigos yucatecos, pero el beisbol esasí, y los Pericos, un equipo modesto que apenas terminó jugandopor encima de los .500, demostró que esto no es de nombres si node nombres, como lo externaron tanto César Tapia como JoséMeléndez.
Recuerdo que al licenciado Gerardo Benavides le llovió sobremojado cuando decidió renovar a los Pericos.
Colocar a muchos jóvenes talentos en el equipo verde y asíjugársela en la campaña donde defendía su título.
No los dejó solo, y cuando llegó el momento los refuerzosllegaron, y este equipo se armonizó con su nuevo timonel TimJohnson, su coach de banca Wally Backman, segunda mesa con aquellosMets campeones de 1986, y con todo el cuerpo técnico para dar dosgolpes mortales sobre dos grandes del circuito: Tigres yLeones.
Es el mismo camino del año pasado, donde llegaron como segundolugar, y se despacharon a los mismos rivales felinos. La únicadiferencia es que aquella vez a Leones lo acabó en seis allá ensu casa, y ahora consumó su conquista aquí ante su gente en cincopartidos.
El festejo que se quedó ahogado el año pasado –porque todose logró en gira-, apareció en más de las once mil gargantas queabarraron el parque Hermanos Serdán para rendirse ante estosnuevos Pericos.
Solo nueve campeones –más Goyito el bat boy-, se quedaron delos Pericos del 2016, pero con esos nueve apuntalados por gente demucho talento y jóvenes promesas que hoy son una realidad, bastópara colarse a la Serie del Rey, y buscar el bicampeonato.
Fue una fiesta en el Serdán, en medio de los fuegosartificiales, y bajo las notas del Rey, la composición de JoséAlfredo Jiménez, que sirvió para rendir tributo a los flamantesbicampeones del Sur.