CDMX. La plaza de toros México registró más de media entrada para despedir la temporada grande 2019 - 2020. Regresaba la corrida titulada “por el estoque de oro” y en el cartel se anunciaron tres toreros españoles Enrique Ponce, Antonio Ferrera y José Antonio Morante de la Puebla; mientras que por los aztecas partieron plaza José Mauricio, Joselito Adame y Luis David. El ambiente era inmejorable previo al paseíllo. Pero los diletantes, serían testigos quizás de una de las corridas más emotivas en muchas temporadas.
El valenciano Enrique Ponce no tuvo opciones con el de Julián Handam que fue devuelto tras lesionarse. Salió el primer reserva de La Joya, precioso castaño, hociblanco, ojo de perdiz con el que, el torero de Chiva, no se acomodó aunque estuvo esforzado.
LA FAENA DE INDULTO CON ANTONIO FERRERA Y “TOCAYO”
Saltó a la arena el número 210, de nombre “Tocayo” negro zaíno, vuelto de pitones, emotivo en su recorrido al anillo. El matador español Antonio Ferrera se desprendió de inmediato del burladero para recibirlo con pirotecnia capotera. El púbico de inmediato le respondió con sus palmas. El ejemplar de la cabaña brava cuyo registro se ubica en Zacatlán, Puebla, acudió de largo a la cabalgadura donde peleó con bravura. Enroscando la cola, empujando con los riñones y metiendo la cara en el peto, tanto que estuvo a punto de provocar el tumbo; afortunadamente el picador, se agarró bien de la rienda. El toro de encaste Parladé Domecq, vía Juan Pedro, mostraba la condición de fijeza, transmisión, fuerza y raza. Una vez que Antonio Ferrera tomó la muleta vino un concierto, una conjunción donde toro y torero se fundieron en una faena larga, de profundidad y barroquismo. Los “olés” en la plaza México eran ensordecedores. Habían pasado 4 años desde que el toro “seda y oro” de esta misma casa ganadera había recibido los honores de la vuelta al ruedo y ahora la faena evocaba sensaciones de muy altos vuelos. Cuando Ferrera fue a la barrera por la espada de matar, la plaza era ya un manicomio. El toro mantenía el hocico cerrado, síntoma de fuerza y bravura, Antonio montó la espada, se perfiló para matar y la plaza como si fuera una sola voz gritó “no”. La petición de indulto se hizo unánime. Ferrera siguió toreando en los medios, donde se hacen las faenas de los toros bravos. Hasta que desde las alturas se escuchó el aviso que efectivamente anunciaba al primer indulto para esta ganadería creada por Don José González Dorantes en 1997, hoy pie de simiente de otras ganaderías. Tras la muerte de “Don Pepe”, si hijo José Antonio González Esnaurrizar, se mantiene al frente de esta cabaña brava que sigue poniendo en alto a la tauromaquia y a la región poblano – tlaxcalteca.
Tras las dos orejas que cortó Joselito Adame al buen ejemplar de Reyes Huerta noble y bravo, ganadería tlaxcalteca, tanto Adame como Ferrera quien ganó el estoque de oro, compartieron la salida en hombros de una estupenda tarde toros.
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