Con el objetivo de demostrar que los límites no existen para las personas con discapacidad, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y la Asociación Deportiva de Ciegos y Débiles Visuales de Puebla (ADECIPU) reabrieron el programa para la enseñanza y práctica del judo entre los deportistas ciegos y débiles visuales.
Pero, ¿por qué el judo? Si bien los paratletas han dado muestra de su talento en disciplinas como el GolBol, que es un deporte totalmente adaptado, las asociaciones y deportistas ciegos y débiles visuales buscan que su desarrollo deportivo funcione en disciplinas que compitan en el más alto nivel y no solo de manera recreativa, por lo que buscan especializarse en deportes federados.
Y en este caso, el judo es la única arte marcial implementada a nivel federación adaptada a las personas con esta discapacidad, por lo que a través de retomar este proyecto colaborativo entre la BUAP y ADECIPU, se pretende generar un selectivo que represente a Puebla y brinde deportistas a las selecciones nacionales.
Para los deportistas ciegos y débiles visuales, adentrarse al judo es señal de rebeldía, pues con ello rompen una brecha de desigualdad social y deportiva, marcando un precedente del cambio que buscan lograr en todas las áreas de su vida para llevar acabo sus sueños y su desarrollo personal.
En entrevista con El Sol de Puebla, Omar Martínez, vocal de la ADECIPU, señaló que este proyecto de judo vuelve tras una pausa de varios años que se dio como resultado de la reestructuración de la Federación Mexicana del Deporte para Ciegos y Débiles Visuales y la pandemia por COVID, que aunque no se ha arreglado del todo, es un tema de urgencia que revela lo rezagados que se mantienen los temas de inclusión en todos los ámbitos.
“Lo que necesitamos hoy día, no nada más en el deporte sino en todas las áreas, es una oportunidad igualitaria a los demás; y el judo es una forma de romper las barreras sociales que nos permitan crecer”, señaló para esta casa editorial.
Si bien los deportistas son la parte fundamental del proyecto, el profesor de judo en la BUAP, Shihan Yoshinori Tameda Sakamoto, es quien desde el principio tomó el reto de demostrar que esta arte marcial es la muestra más clara de que somos nosotros mismos quienes ponemos barreras.
¿Existen diferencias en el judo adaptado?
La realidad es que no, el profesor Yoshinori Tameda destacó para El Sol de Puebla que la característica principal del judo es el trabajo colaborativo entre quienes lo practican, pues se trata de un deporte que para su enseñanza es necesario el apoyo mutuo entre judocas.
“El judo es una actividad deportiva de inclusión porque podemos entrenar todos juntos, entre los equipos femeniles, varoniles y con discapacidad demostrando que no hay límites”, esto respondiendo a uno de los principios básicos del arte marcial que es la ayuda mutua, explicó el profesor Tameda.
La práctica de este deporte genera un respeto mutuo y de entendimiento porque lo único importante es aprender la técnica del arte marcial, donde el reto no es dirigido para el deportista sino para el entrenador que debe explicar cada movimiento para que los paratletas lleven acabo los ejercicios y la paciencia para ayudarlos en el proceso.
Y aunque Yoshinori Tameda lleva más de 30 años en México en la enseñanza de judo, él ha aprendido junto a los deportistas a romper las limitaciones que, en su caso, es dominar el idioma para darse a entender; reto que ha sido superado al ser el mentor de muchos campeones.
Christian Flores, el primer abanderado del proyecto
Con 27 años, Christian Flores es un joven que padece desprendimiento de retina y quien ha encontrado en el deporte una forma de desarrollarse dentro y fuera del tatami, ya que desde que nació una negligencia médica lo llevó a perder la vista.
El joven que se desempeña como cantante en el centro histórico de la ciudad, ha regresado a practicar el judo luego de hacer que la Federación Mexicana del Deporte para Ciegos y Débiles Visuales sacara el arte marcial como deporte federado; ocho años más tarde retorna como pupilo del maestro Tameda.
En su primera etapa como deportista, Christian llegó a ser preseleccionado para el Campeonato Panamericano Juvenil de Judo celebrado en Argentina en 2013 dando muestra de un talento que hoy quiere retomar con trabajo y esfuerzo en el proyecto que en conjunto con la BUAP busca impulsar a los deportistas con discapacidad visual.
“El judo me ayuda a demostrar que todo se puede, que no hay límites”, mencionó Flores a la par de extender su invitación para que más personas con discapacidad se sumen a este y otros proyectos que les permitirán rebasar los límites que ellos mismos se han puesto.
“Por esto, la discapacidad, no hay límites, la verdad el profesor es muy bueno en esto y te tiene mucha paciencia, siempre está al pendiente” detalló.
Numeralia
10 Judocas se espera que integren el selectivo poblano
13 Años tenía Christian cuando comenzó a practicar el deporte
- Próximamente se planea abrir un curso de natación adaptado para continuar con la integración de las personas ciegas y débiles visuales