La vida y el deporte están compuestas de paradojas y contradicciones, pero en el caso del equipo cementero eso es más patente en algunos de los casos.
Como lo he señalado en ocasiones anteriores, no hay equipo en el mundo, al menos de las ligas más notables, que se tenga la “mala suerte” de la Máquina, y pongo el término entre comillas debido a las acusaciones de corrupción y malos manejos respecto a la directiva, llegando inclusive a señalamientos serios respecto a al amaño de partidos y dejarse ganar en las ocasiones importantes, con el fin de cobrar jugosas apuestas, las cual sería muy perverso, no solo por el hecho ilícito en sí, sino por jugar con las emociones de millones de personas que hoy nuevamente se sienten emocionadas por las 8 victorias consecutivas, igualando así su mejor récord en torneos cortos, lo cual no sucedía desde el Clausura 2014. Además de esto, se ponen a 2 encuentros ganados de la marca histórica de la temporada 71-72, dentro de esa década dorada que sentó las bases de una afición que todavía cree en los de La Noria.
El gran problema de todo esto, como ha sido desde hace 4 décadas y, especialmente, desde 1997, es que los celestes alcanzan excelentes resultados, llegan a la liguilla como favoritos, pero todo ese cúmulo de éxito futbolístico se desvanece abruptamente a la hora de la verdad, transformando al Cruz Azul de un equipo grande a un contumaz perdedor. No me alcanzaría el espacio para mencionar todas las veces que los dirigidos por Reynoso han fracasado a la hora de la verdad, a veces con la gran sospecha de haberse vendido, como fue esa final de 2013 frente al América, entre otras muchas cruzazuleadas.
Aparte de los posibles “arreglos” que puede haber, indudablemente hay un problema psicológico en el imaginario celeste, combinación que da como resultado que la Máquina sea más bien una leyenda, ya que fue grande, pero su realidad es muy distinta, así que entre más expectativa haya, más presión emocional sentirán los jugadores, quienes se pueden ver alterados y estropear todo en el último minuto.
Pensando un poco mal, también las rachas positivas y una derrota súbita contribuyen a aumentar las ganancias de una apuesta amañada, como lo hemos mencionado, claro, sin poder afirmar nada en concreto, pero es que de verdad que hay ocasiones que no se le puede dar otra explicación a los deslices deportivos que cometen los de la Noria.
Por todo lo anterior, considero que los éxitos de la temporada juegan en contra de los celestes, de manera personal, creeré que el Cruz Azul será campeón cuando el árbitro silbe la finalización del partido de vuelta con marcador a favor de los cementeros, en ningún otro caso me podré imaginar que las vitrinas de Noria vuelvan a albergar una liga. Hasta la próxima.
Vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.