Sin distraerse de los linchamientos en redes sociales y haciendo lo que les corresponde, la gerencia deportiva de los Pericos, encabezada por el vicepresidente Alfonso “Chato” López, ha cumplido la palabra de convertir a los verdes en el equipo protagonista del pasado.
“El Chato” y “El Chatito”, la combinación de padre e hijo, se ha dedicado a lo suyo, olvidándose de los bombardeos de los aficionados, que pasaron de ser managers de tribuna a managers con voz en las plataformas digitales.
Los resultados hablan por sí solos, y el tiempo está dando la razón a la directiva. Hoy, los Pericos, a falta de una serie para el final de la campaña, se mecen en la parte alta del standing del Sur, y con grandes posibilidades de arrebatar el liderato a los Diablos, si es que hacen la misma noche de jueves en el último de la batalla contra Tigres.
Primero buscaron al manager ideal. Un timonel triunfador, y lo encontraron en Willie Romero, que demostró su capacidad logrando el campeonato en su primera campaña como timonel en su natal Venezuela.
Quedó atrás la campaña de enseñanza de 2019 (56-60) donde el equipo se derrumbó con un precipitado cambio de manager sobre el final cuando el equipo peleaba la calificación, y la del 2021 (31-31) donde como quinto lugar tuvo que enfrentar a Tabasco, que liquidó la serie en cinco juegos.
En ofensiva el equipo se armó bien. Con tres importados de lujo, que han respondido, mientras el pitcheo se fue conformando paso a paso, y hoy hay esperanzas en el cuerpo de inicialistas con Kurt Heyer, Gabriel Ynoa -que defendió su sitio a muerte-, Braulio Torres Pérez, que sigue quedando a deber, y un Ruddy Acosta, que cayó como anillo al dedo.
Pero a ellos se agregó a un novato de doble nacionalidad como Héctor Sepúlveda que ya ganó el miércoles su primer juego, y se apuntaló el bullpen con dos venezolanos de categoría: Yoimer Camacho y Vicente Campos, preparador y cerrador, que dieron la solidez final a lo que durante más de media campaña fue el talón de Aquiles del equipo.
Si los abridores dan seis, toca el turno al relevo intermedio, para dejar el resto a Camacho y a Campos, que desde que llegó va perfecto en su función de bombero.
Aunque el movimiento clave fue traer a un cátcher de la experiencia de Gabriel Gutiérrez, y los resultados están a la vista.
Se sacrificó a un pelotero franquicia como Alberto Carreón, titular indiscutible en la intermedia de Tabasco, para lograr a un maestro detrás del plato. Al final, la razón, se inclinó del lado de la directiva.
Un equipo que hace soñar y donde hay que reconocer, el trabajo de oficina. Ya lo que venga, será capricho del beisbol.