Lo que no hicieron dos de los grandes del futbol mexicano, América y Pumas, ni el poderío de Rayados o el buen estado de forma de Atlas el miércoles; sí lo lograron Puebla y León en el Cuauhtémoc, donde en media hora, o en todo el partido, hicieron más goles que en el arranque de la Liguilla del balompié nacional; sí, un 2-1 a favor de Puebla que deja a los blanquiazules a 90 minutos de las semifinales.
La Fiera rugía en el Cuauhtémoc a los 29 minutos a través de Jaine Barreiro. El colombiano se encontraba con un regalo dentro del área poblana, un balón suelto, para mandarlo a guardar de media vuelta ante la mirada atónita del cancerbero Antony Silva, que esperaba otro lo castigara, pero no un zaguero.
Aunque La Franja digirió rápido el golpe, tal vez porque desde la llegada de Nicolás Larcamón al banquillo éste siempre ha pedido a ir a todo o nada. Así que un minuto y segundos después, aún con León festejando, los blanquiazules nivelaron las acciones con un buscapiés de Gustavo Ferrareis en dirección de Juan Pablo Parra, quien apenas metió el zapato para el juego nuevo en el dos veces mundialista.
En la acción previa al tanto del andino, estrenándose en fases finales en México como goleador, el portero Rodolfo Cota se quedó al tratar de cortar el servicio hacia el brasileño Ferrareis, lo cual le permitió a éste disparar al centro, a donde fuera, para la llegada providencial de Parra.
Pero León no se quedó con los brazos cruzados y a pesar de perder rápido la ventaja y de las ausencias en el XI de Montes o Navarro lanzó otro zarpazo con Barreiro convertido en “el rey de la selva”. El zaguero alcanzaba a meter el pie a un centro nacido desde el córner derecho para mandar apenas por fuera, por centímetros, a la redonda.
Aquello le valió el regaño por parte de Antony Silva a todo el aparato defensivo blanquiazul, el cual siguió fallando en la pelota parada durante la segunda mitad. Si León no aprovechó los consentimientos en la marca, bien lo agradecieron los fanáticos del Puebla y el propio equipo también, porque a decir verdad le salió barato a los blanquiazules su forma de defender la táctica fija.
Eso, las fallas de León a balón parado, fue lo bueno para Puebla; lo malo… la lesión de Christian Tabó. Sí, el jugador diferente del conjunto blanquiazul salía del juego doliéndose de una elongación, limitando desde ya el juego ofensivo de La Franja y condicionándolo para la vuelta en el Nou Camp.
Pero quién dijo miedo, pues Maxi Araújo desnivelaba la balanza a 11 minutos del final tras aprovechar un cambio de frente y toparse con toda la pradera izquierda abierta para él. El charrúa simplemente encaró a Barreiro y con apenas un regate se quitó al colombiano de encima para disparar de zurda y domar a La Fiera.
Sobre el final, León pidió penal por una aparente mano de Israel Reyes a un disparo a quemarropa de Barreiro dentro del área. Pero ni Mirada ni el VAR revisaron la brava acción para darle la bienvenida a la polémica al juego y a la serie.