La nueva camada de entrenadores rejuvenecen y refrescan la baraja

Alland Jhonnathan López López

  · martes 27 de junio de 2017

La irrupción en el máximo circuito de Rafael “Chiquis”García y Rafael Puente del Río, el primero presentado de formaoficial el lunes como técnico del Puebla de La Franja y el segundoestratega campeón del ascenso con los Lobos de la BUAP,rejuvenecen y refrescan la baraja de entrenadores de la PrimeraDivisión.

El último año los banquillos de México le dieron labienvenida a gente como Hernán Cristante con Toluca, JuanFrancisco Palencia con los Pumas de la UNAM y Jaime Lozano con losGallos Blancos del Querétaro.

De hecho, el “Jimmy” era el más joven dirigiendo en elmejor futbol de México con 38 años de edad; pero con el ascensode los licántropos, Rafael Puente, le arrebató dicho honor poralgunos meses.

“Chiquis” García, quien tuvo como mentores para convertirseen técnico a gente como Tomás Boy, Rubén Omar Romano y elexpreparador del América, Ricardo Antonio La Volpe, será elsegundo entrenador más joven en la Primera División durante elApertura 2017.

Aunque este título lo compartirá con Diego Alonso, quien desdeel 2015 se encarga de dirigir los destinos de los Tuzos delPachuca, con quienes levantó todos los honores en el Clausura 2016y los llevó al cetro de la CONCACAF Liga Campeones hace algunosmeses.

UNA GENERACIÓN PROMISORIA

Estos entrenadores comparten un estilo de juego ofensivo,dinámico, que corre riesgos y resulta vistoso para la afición;aunque en muchas ocasiones su forma de entender el futbol lescuesta el equilibrio a sus equipos.

Algo que también define y comparte esta generación es la fe ensí mismos cuando el medio apuesta por su fracaso por su corta onula experiencia como entrenadores.

Tal es el caso de Jaime Lozano, quien de ser auxiliar y no tenerbagaje alguno en el futbol del máximo circuito como preparador,sacó al Querétaro de los últimos puestos y los puso a pelear porun boleto a la liguilla.

Pero el caso más conocido de esto sería el de Rafael Puentedel Río, quien tras ganar fama o reconocimiento como analista ydejar serias dudas como futbolista y luego directivo, en menos de50 partidos dirigidos llevó a La Manada de la BUAP al máximocircuito.

Por lo que queda claro que estos hombres están dispuestos ajugarse el prestigio logrado como jugadores o comentaristas ensituaciones extremas como dirigir a equipos en problemas dedescenso (Puebla, Lobos, Querétaro), o en el que el fracaso esalgo inadmisible (Toluca, Pumas).