Aquel 10 de septiembre cuando los Cardenales de San Luis perdieron el primer juego de la serie contra los Rojos de Cincinnati en su propio estadio, para alejarse a tres juegos del equipo de Ohio en la lucha por el subliderato de la zona Central y a la misma distancia por la pelea por el segundo boleto de comodín de la Liga Nacional, la misión parecía imposible para la escuadra dirigida por Mike Shildt, quien, a sus 53 años, cumple su cuarta campaña como timonel de Grandes Ligas.
Los Cardenales no solo se alejaban a tres juegos de los Rojos y de los Padres, que en ese momento marchaban empatados en la segunda posición por el boleto de comodín, lejos de los Dodgers, sino que también se despedían prácticamente de la esperanza de alcanzar el liderato de la División, al mantenerse a 15 juegos de distancia de los Cerveceros de Milwaukee.
A esas alturas, del mes de septiembre, ya en plena recta final de la temporada el panorama estaba más complicado, pero a partir del día siguiente, fecha lastimosa para Estados Unidos por cumplirse el vigésimo aniversario de los atentados sobre las Torres Gemelas, llegó la Resurrección de los Pájaros Rojos.
Nadie imaginaba lo que se vendría después de aquel triunfo de 6-4 sobre los Rojos de Cincinnati para emparejar la serie, y en ese momento acortar la distancia a dos partidos.
A partir de allí, San Luis comenzó a ser otro. Empezó a jugar su beisbol, sin imaginar lo que se vendría después.
Otro triunfo al día siguiente por blanqueada de 2-0 le permitió sacar la serie en el estadio Busch y acercarse cada vez más en el segundo lugar de la División.
Dos juegos donde también comenzó a aparecer la figura del mexicano Geovanni Gallegos con par de rescates consecutivos.
Después de sacar la serie clave ante Cincinnati, los jugadores de los Cardenales comenzaron a creer en ellos. Y empezó esa espectacular racha de 16 triunfos consecutivos que, aunque no le permitió alcanzar a los Cerveceros en la cima de la División ni arrebatarle el título de zona, sí para afianzarse como el segundo mejor equipo en la lucha por el comodín, poniendo tierra de por medio sobre Cincinnati, que se derrumbó por completo, y los Padres de San Diego, que también se quedaron mirando.
Tras vencer a los Rojos, los Cardenales fueron a Nueva York para vencer dos veces a los Mets, regresaron a casa donde barrieron en tres a los Padres; se movieron a Milwaukee para ganarle cuatro juegos en su propia casa al líder divisional; y viajaron al mítico Wrigley Field de Chicago donde sacaron también la escoba contra Cachorros en tres juegos para extender su racha de ganados a 16 triunfos consecutivos.
Se dice fácil, pero esa resurrección, permitió a los Pájaros Rojos adueñarse del segundo lugar de su División, y por ende del segundo lugar en la lucha por el comodín, con cinco juegos y medio de ventaja sobre Cincinnati, seis sobre Filis, y ya prácticamente con ese boleto para jugar el partido extra en la bolsa.
Una racha de 16 triunfos donde su pitcheo abridor encabezados por veteranos como Jon Lester y Adam Wainwright, Happ, Woodford, Mikolas, entre otros, apuntalados por un gran bullpen y el mexicano Giovanni Gallegos, que en lapso salvó ocho de los 16 partidos, para llegar a 14 en la temporada, siempre bien llevados por esa experiencia detrás del plato del boricua Yadier Molina.
Y qué decir de su bateo, donde toleteros como Nolan Arenado, Tyler O´Neill y Paul Godschmidt han bateado como desesperados, encabezando una ofensiva que se soltó por completo en el último mes de campaña.
Así tenemos, que los tres comandantes de la ofensiva han mostrado un gran poder con O’Neill (32), Goldschmidt (31) y Arenado (33) quienes han rebasado la cifra de los 30 cuadrangulares, y con el cuarto leño y tercera base con 103 remolcadas.
Pero además de ellos está la aportación de Paul de Jong con sus 19 jonrones, Harrison Bader con 15 bambinazos, y otros como Tommy Edman, Dylan Carlson también con suficiente poder en las muñecas para mandarla en cualquier momento para la calle.
A los Cardenales aún le restan dos series: contra Cerveceros y Cachorros en el Busch Stadium, donde tendrán la oportunidad de alargar su racha, aunque no les alcanzará ya para alcanzar la marca de triunfos consecutivos en la Liga Nacional en poder de los Gigantes de Nueva York que ganaron 26 al hilo en 1916.
Aunque sí, presumen ya la racha más larga en la historia de la franquicia, que con ese cierre ciclónico en este mes de septiembre, se convertirán en un rival de mucho cuidado en el juego de comodines de la Liga Nacional, donde es un hecho, tendrán que enfrentar ya sea a Gigantes o Dodgers, que pelean codo a codo por el título de la División Oeste, y que es un hecho quien a toda costa evadir ese juego extra y sobre todo encontrarse con los enrachados Pájaros Rojos de Mike Shildt.