Desde la final frente al León, en el año 1992, no se vislumbraba a unos camoteros con una posibilidad de real de ser campeones, hecho que no pasa desde hace 31 años. También se podría señalar al equipo que conformó el “Chelís” y que alcanzó una semifinal en 2009, pero esa escuadra estaba conformada por jóvenes recién ascendidos, reforzados por veteranos bien motivados, pero no era una escuadra sólida como tal.
El Puebla actual tiene el antecedente de hace una temporada, en la que Juan Reynoso apenas alcanzó el repechaje en las últimas dos jornadas, dando pincelazos de buen futbol de repente, pero sin hacerse notar demasiado, hasta que derrotaron a Monterrey a domicilio, en un partido que parecía ya estaba definido, para luego ganarle al superlíder y campeón posterior León. Después de eso, el peruano probablemente se guio por un aspecto económico y se fue con un Cruz Azul que pinta con el gran favorito, con la salvedad de lo que le ha pasado las últimas décadas en las que pierde legítimamente o bajo algún amañe, pero eso es otro tema.
Ante eso, parecía que el Puebla había sido desmantelado de algún modo, especialmente por la ida del portero Vikonis, el cual fue suplido y hasta superado por Antony Silva, y es aquí donde encontramos el primer punto: los integrantes que llegaron pudieron acoplarse a lo que quedó del esquema anterior y conjuntar un gran equipo, especialmente por el timonel Nicolás Larcamón, quien era un desconocido, pero a quienes varios comunicadores le dimos el beneficio de la duda.
Ahora bien, este Puebla no tiene los grandes nombres, pero tiene un gran juego de conjunto, lo cual puede suplir lo que hacen las estrellas de manera individual, lo cual se demuestra en la posición que tiene en cuanto a la ofensiva y la defensiva, señalando obviamente a Santiago Ormeño, quien es el artillero mexicano más productivo, aunque vaya a jugar con el seleccionado peruano, pero eso es responsabilidad del “Tata” Martino.
En cuartos de final, tendrá la oportunidad de cerrar en casa, sin embargo, deben ir a buscar la victoria como visitantes, ya que eso les ha traído buenos resultados y terminar la tarea como locales, lo cual se podría replicar en una semifinal.
El Puebla debe mentalizarse y verse ya no como una sorpresa, sino como un firme candidato, es por eso que el rival que se presente al inicio de la liguilla se le debe ver con respeto, pero sin miedo o pensando en los días cuando la Franja peleaba el descenso. Es probable que en un escenario de semifinales se encuentre con un equipo superior en puntos, lo cual es mucho decir, ya que hay una clara diferencia entre los cementeros y el América respecto a los otros 16 clubes, aun cuando el Puebla sea el tercero general.
Por una razón que bien puede salir de la “Dimensión Desconocida”, creo que enfrentar a Cruz Azul no sería tanto problema, debido a lo que le sucede a los de la Noria y porque los únicos que los derrotaron como locales fueron precisamente los angelopolitanos.
Siendo otro equipo grande, quizá las Águilas, el planteamiento táctico debe ser perfecto y salir con la gran confianza que los obligados son los capitalinos, además de recordar también una gran historia en liguilla en donde los poblanos dieron grandes batallas y ganando en el propio estadio Azteca, esto además de que una liguilla de este tipo sería una gran alegría para los aficionados poblanos, aunque el arbitraje juegue a favor de los azulcremas, como ha sucedido muchas veces.
En fin, hoy los aficionados poblanos pueden soñar con fundamento, pensando, en términos quizá muy sinceros, que los rivales a vencer son los dos primeros de la tabla, asumiendo que los cementeros le tienen miedo al éxito (o se venden); y que a las Águilas no les hace falta otro título en sus abultadas vitrinas. Hasta la próxima.
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