El VAR y sus revisiones milimétricas se lo negaban a La Fiera en Puebla, pero el zaguero blanquiazul Juan Pablo Segovia se convirtió en el héroe esmeralda y en el villano de La Franja, pues convirtió en propia meta para frenar el paso conquistador de los angelopolitanos y de paso revivir a un León que sigue pisando con fuerza la repesca.
León con una victoria en los últimos ocho juegos volvió a ganar y se mete de lleno a la pelea por los primeros cuatro puestos, los de calificación directa en México. Puebla, por su parte, deberá de rezar para esperar una bondadosa combinación de resultados con el afán de seguir de cerca de los puestos de reclasificación.
De ataque por ataque como si el torneo se le acabara a Puebla y León el sábado en el Cuauhtémoc. Si La Franja ponía las trampas para herir a La Fiera, ésta respondía mostrando las garras, mientras todos contenían la respiración en el dos veces mundialista, como cuando el VAR le quitó a la hora de partido el 1-0 a los del Bajío por aparente posición fuera de juego.
Víctor Dávila, después de “ene” cantidad de intentos, ponía por delante a los esmeraldas en la reanudación. Pero la tecnología bajaba el 1-0 del marcador cuando medía los milímetros en los que en apariencia Dávila jugaba adelantado antes de la acción del tanto.
Pero aquel fallo no perjudicó a la moral del León, percutiendo por izquierda, centro o derecha, desde donde lanzó Omar Fernández un servicio hacia la frontal a Ángel Mena; sin embargo, el ecuatoriano le acabó poniendo el esférico a Segovia, que en lugar de romper hacia la lateral cuando le había ganado la posición al jugador melenudo, lo impactó en su arco clareando a Antony Silva.
Luego, los esmeraldas abrocharon cuando dejaron con 10 a La Franja tras una rápida escapada de Víctor Dávila, la cual sólo frenó Lucas Maia trabando por detrás al futbolista del Bajío para recibir la segunda amarilla del encuentro y a las duchas.
Si la repesca se menosprecia por cultivar la mediocridad en el futbol mexicano, partidos como el del sábado terminan por convertirla en un mal necesario, pues Puebla y León en su deseo de calificar se brindaron, pero por sus ansias fallaban -uno más que otro- a la hora cero.
Nada más en el primer tiempo, Puebla presumió de hasta tres opciones claras y ninguna terminó adentro… nada nuevo bajo el sol. León premió de dos, una de ellas un remate a bocajarro de Ángel Mena que el ecuatoriano acabó mandando a la rampa sur del Cuauhtémoc con el arquero Antony Silva vencido; claro, siempre resultará más fácil juzgarlo desde fuera que ahí abajo a ras de pasto.
Más tarde, a La Franja se lo negó Rodolfo Cota cuando Maxi Araújo en modo eslalon dejó atrás a la marca y nada más al ingresar al área vació la recámara buscando el palo largo del portero. Pero Cota, bien ubicado, contuvo subiendo bien las manos hacia su izquierda para aguantar el cero en Puebla.
León, como en un duelo de dos auténticos fajadores yendo hacia delante, respondía con un centro pasado a segundo poste en búsqueda de Osvaldo Rodríguez. El dorsal “24”, en modo Cuauhtémoc Blanco Francia 98, se lanzaba para llegar y alcanzaba a puntear para mandar de forma agónica el balón apenas por fuera.
La Franja titubeaba y prueba de ello lo de Escoto, que ya del otro lado del campo perdonaba cuando se le encasquillaba la pierna dentro del área chica tratando de rematar un centro raso, lleno de veneno de Tabó.
Pero el invitado que no llegó en el primer tiempo sólo apareció cuando uno de los locales le abrió la puerta, aunque lo hizo en la meta equivocada para frenar el incipiente paso brillante de su escuadra y así mostrarle la luz a una fiera herida, pero hoy afianzada a los sitios de privilegio.