Superados por el rival y víctimas del pánico escénico, Lobosle entregaba en charola de plata a Dorados el boleto al máximocircuito en los primeros 36 minutos del duelo de vuelta por lafinal del ascenso cayendo 2 por 0. Del equipo del destino,sensación, de ése que iba a todas sin importar la cancha… nadaen el Banorte de Sinaloa.
Pero a La Manada le bastaron nueve minutos de inspiración desus hombres insignias como Diego Jiménez y Amaury Escoto paravolver contra todos los pronósticos; sí, como para no perder lacostumbre de las innumerables ocasiones en las que se les descontóen el torneo.
Jiménez le devolvía el alma a los universitarios a los 36minutos haciendo una jugada de crack al internarse al área doradapor derecha, donde aceleró para sembrar a su marcador que tratóde pararlo jaloneándole. El “9” aguantó pero se quedó sinángulo de disparo y ahí donde otros hubiesen claudicado, él sesacó un disparo de la chistera que buscaba el palo del arquero quese quedó a medio camino entre achicar o aguantar… “gol, gol,gol”, gritaron los universitarios pues sabían que estaban deregreso el juego.
Con el tanto Lobos descontaba 2-1 y empataba el global 2-2. Elbillete a la Primera División estaba de nuevo en el aire y setenía que definir en el alargue.
Pero qué alargue ni qué ocho cuartos, porque Amaury Escotoquiso liquidarlo con un golazo como para devolverle jugando y nocon artimañas la provocación de hace una semana al portero GasparServio.
El “7”, que en la ida cayó en el juego del guardametanorteño para ver la roja que más tarde le retiró y atinadamentela Comisión Disciplinaria, prendió de volea un centro en tiro deesquina de Jorge Ibarra para dejar viendo estrellas a Servio.
La Manada comenzó a creer como no lo hizo cuando le quito elbalón a Dorados después del autogol de Francisco Canalesprácticamente al minuto de partido, comenzó a creer cuando lanoche se le vino encima con el gol de Gabriel Hachen tras unacontra que arrancó Vinicio Angulo.
Pero aún faltaban 45 minutos, que dependiendo de la charla delentretiempo iban a estar marcados o no por el sufrimiento.
Y Lobos apostó en la reanudación por el manejo de partido,característica de la que careció en la primera media hora de lafinal de vuelta. Los de Rafael Puente ya no iban de lo lindo alataque, esperaban a la contra sin intercambiar golpes.
Metieron el juego a la “congeladora” durante 21 valiososminutos.
Sólo al superar esa marca El Gran Pez se activó en la pecera yde a poco metió a Lobos en su cancha, pero ni Angulo, Hachen oPatricio Rubio que en el segundo tiempo ingresó para darle másvariantes a Dorados llegaron a la tiempo a la cita de losinnumerables centros que les tiraron al corazón del área suscompañeros.
La desesperación hizo presa a los norteños, que en el tiempoañadido se quedaron con 10 luego de que Oliver Ortiz viera la rojatras una agresión. Ahí se consumó el ascenso de Lobos al máximocircuito después de 13 años de habitar en el mismo.
Quién lo diría, el primer juego de La Manada en la divisiónde plata fue empate (1-1) con Alacranes de Durango. El último fueempate (2-2) con Dorados.