Feliz y con una sonrisa a flor de labios, el piloto poblano Manuel Sulaimán recibió a El Sol de Puebla.
No era para menos.
Habían pasado tan solo 24 horas de que un primer lugar en la última prueba del certamen lo colocó en la máxima palestra de la Fórmula 4 al conquistar el título de la especialidad en Latinoamérica, dentro de la cuarta edición que organiza la Federación Internacional de Automovilismo.
“Fue único”, dice Manuel, que se unió a la lista que encabezaban Axel Matus, Craig Ming y Moisés de la Vara, ganadores de las tres ediciones pasadas en América Latina.
“En las dos primeras carreras no se nos dieron las cosas, pero en la última todo salió bien y nos coronamos con el primer lugar”, resalta el poblano que sacó 44 puntos de ventaja al segundo lugar, el estadunidense Jack Crawford que había ganado las dos primeras carreras y esperaba un milagro para cambiar la historia.
“Con el podio en la última carrera tenía el título, pero afortunadamente llegó el triunfo”, agrega Manuel.
NACEN EN EL KARTISMO
Una carrera que comenzó a los 10 años en los Go Karts en la pista de “Cinco Caminos” en esta ciudad donde un día acompañó a su padre para ver correr a un amigo.
Desde entonces Manuel comenzó en la categoría de principiantes, y desde el primer momento sabía que el volante era lo suyo.
“Cuando empecé a competir, de inmediato me dije, esto es lo mío”, destaca.
Cosechó innumerables triunfos en el Estatal de Karts, después a nivel nacional, y el destino lo llevó a Inglaterra para estudiar un año de secundaria donde siguió corriendo karts y se adentró por completo en el automovilismo.
Volvió a Inglaterra donde estuvo un año participando un año en la Fórmula 4, y regresó a México para tomar parte en la prueba Latinoamericana que combinó a la par con la USF 2000 en Estados Unidos donde a dos fechas del final se ubica en la quinta posición.
“Fue un gran serial, mi equipo, mi familia, quienes me apoyaron, les agradezco por todo. Se cumplió la tarea”, agrega el as del volante que ganó 10 de las 20 carreras y cinco más alcanzó el podio para totalizar 364 puntos.
La Fórmula 4 se corrió en el Hermanos Rodríguez, Puebla, Aguascalientes, San Luis Potosí y Monterrey con la participación de más de 20 pilotos.
“El momento cumbre, reconoce, fue en Monterrey cuando gané las tres carreras de esa etapa para treparme al primer lugar. Fue difícil, porque lo hice en la tierra de mis principales oponentes”.
De ahí siguió la segunda visita y penúltima etapa en Puebla donde no pudo amarrar el título, hasta terminar con la segunda etapa en el Autódromo donde comenzó todo el mismo día que se corrió el Gran Premio de México en noviembre pasado.
En total la FIA realiza seis carreras en el año en los diferentes continentes, y Manuel es uno de esos seis ganadores que estará recibiendo su premio al final del 2019.
“Desconozco cuánto sea, pero el premio es como una beca para seguirse preparando”.
APUNTA LEJOS
Con tan solo 19 años de edad –recién cumplidos-, Manuel Sulaimán es una verdadera promesa del automovilismo, un deporte que lo apasiona, aunque reconoce que de no haber abrazado la carrera de piloto se hubiera convertido en futbolista o boxeador.
“El boxeo me encanta”, acepta Manuel, quien trae el deporte en la sangre, ya que lo liga un parentesco cercano con don José Sulaimán (QEPD), ex presidente del Consejo Mundial de Boxeo.
Pero lo suyo es el automovilismo, donde tiene aspiraciones claras: participar en Fórmula Indy, Fórmula E, que está creciendo, y Fórmula Uno.
“Es mi sueño, convertirme algún día en el primer poblano en llegar a la Fórmula Uno. Es la meta”, reconoce el piloto que admira al español Fernando Alonso por la manera en que competía en cada carrera.
“Me identifico con él, es un gran piloto y mi gran ídolo”.
Manuel sabe que todavía le queda mucho camino por recorrer, necesita seguir aprendiendo para alcanzar su máxima meta: La Fórmula Uno.
“Veintidós años es la edad ideal para llegar. Sería fabuloso”, agrega sonriente.
No olvida el momento de la premiación en el Autódromo. “Fue un honor encontrarse con Emerson Fittipaldi, que te entregara el trofeo ese señorón ganador de dos grandes premios de Fórmula Uno y unas 500 millas de Indianápolis”.
“Fue único”, rememora Manuel, que tiene claro su objetivo final: codearse algún día con los grandes del automovilismo mundial.