Una petición de su hijo más pequeño de correr con él introdujo hace casi 40 años a Martha Rojas Márquez al mundo de las carreras a pie. Cuatro décadas después y a pocos días de cumplir 78 ella no se ve parando, cuando sus hijos le han pedido como caución dejar de hacerlo o por lo menos bajarle al ritmo.
En el haber de Martha, quien el pasado siete de mayo hizo la carrera de cinco kilómetros de El Sol de Puebla, hay más de 100 carreras, entre ellas maratones y muchas preseas de participación porque lo que comenzó para ella como una petición para apoyar e impulsar a un pequeño enfermo de asma, forma parte hoy de su rutina.
“Tengo ya casi 78 años y no me veo dejando de correr. A mí me produce felicidad porque me mantiene activa; así que carrera que veo, carrera en la que me inscribo”, asegura llena de entusiasmo la auxiliar de educadora con 30 años de servicio.
“Todo empezó por mi hijo, quien padece asma y me pidió a sus cinco años correr con él. Entonces me aventé, mientras mi niño por su enfermedad ya no pudo, pero luego carrera que había mi hijo me acompañaba y se incorporaba conmigo haciendo 100 o 200 metros, la distancia que fuera él estaba ahí”, recuerda sonriente la corredora.
Martha es un icono de las carreras en el estado, los propios políticos como el hoy presidente municipal Eduardo Rivera hasta preguntan por ella cuando no le ven antes del pistoletazo inicial de un evento en el que dan por hecha la presencia de Martha como la pasada carrera de la mujer.
Todo esto mientras los medios de comunicación se interesan en su historia porque no dan crédito que una persona de la edad de Martha sea capaz de correr o simplemente levantarse a las 05.30 de la mañana para salir a “pasear” con la bicicleta “con el objetivo de mantener la forma”.
“Soy muy activa, siempre lo he sido, por eso hoy es más fácil que me jubile en lugar de dejar de correr. Imagínate que me levanto y me salgo en la bici, cuando regreso de trabajar al mediodía me voy por las cosas de la comida en la bici, así que nunca le paro”, comparte.
La pandemia, el único freno
Sin embargo, al igual y como la mayoría de la humanidad Martha debió de parar toda actividad sí o sí por la pandemia de COVID-19.
En los primeros dos años de la enfermedad no trotó, corrió o anduvo sobre dos ruedas. Esto derivó para ella en otro tipo de mal, ocasionado en su mayoría por el estrés… sí, toda su energía acostumbrada a canalizarse a través del ejercicio no hallaba la forma de salir de su cuerpo.
“No iba a trabajar, no salía en bicicleta ni a correr. De eso me enfermé del estómago por estrés y bajé cinco kilos, pero no por eso perdí el ánimo y después de un año por fin me recuperé”, cuenta.
Pero tras el fin de la emergencia sanitaria, Martha corroboró sigue en forma y lista para seguir corriendo “hasta que el cuerpo aguante”, como ella misma lo dice.
1985 Martha arrancó en las carreras con la primera edición del maratón de Puebla
