Al más puro estilo Robin Hood, el Puebla y su humilde presupuesto le quitaron el invicto a la nómina más cara de todo el futbol mexicano, Rayados de Monterrey, derrotándole la noche del viernes 1 por 0 en el estadio Cuauhtémoc.
Un flechazo de cabeza de Diego de Buen a los dos minutos de partido servía para mantener a La Franja en la cima de la competencia y arreciar el mal momento de La Pandilla, más ímpetu que buen futbol, situación extraña en un equipo con su capacidad.
A estas alturas del torneo ya es raro ver a Puebla perdiendo, lo cual tarde o temprano ocurrirá en el campeonato, pues fecha a fecha La Franja luce mejor con su juego directo o causando estragos a balón parado.
Pero quien fichó en el Puebla a Mancuello ha hecho el negocio de su vida, pues además de llegar a La Franja a coste cero, el argentino ha potenciado el futbol ofensivo del blanquiazul: juega en corto, en largo, da tiempos y pone servicios como con la mano a balón parado.
Si ante Querétaro le sirvió un bombón a Segovia; el viernes hizo lo propio para De Buen, espectacular volando dentro del área regia de “palomita” para acomodar el esférico en el ángulo ante un Andrada hecho estatua.
EL SANTO DE SIEMPRE
Tras el tanto, Rayados presionó alto y complicó a Puebla. Aunque La Franja ajustó circulando rápido el balón; el juego entonces se hizo lindo, de ataque por ataque con Silva y Andrada listos para cualquier eventualidad.
Pero justo en la reanudación y luego de los cambios, Jansen por Campbell y Romo en lugar de Ortiz, Rayados casi encontró el empate por conducto de un penal producto de una patada en la cara de Ferrareis, cuando éste trataba de impedir rematara dentro del área un futbolista de los regios.
La acción se sancionaba con roja para el lateral brasileño; el Puebla y su gente debían de encomendarse al santo de siempre, Antony Silva. El guaraní en la pena máxima recostó a la izquierda, pero cuando parecía superado por el lanzamiento de Funes Mori, sus piernas providénciales evitaron la caída del marco poblano ante la locura en el Cuauhtémoc.
La Franja debió de ajustar y sin andarse por las ramas Larcamón retiró del terreno a sus generadores de juego. Adiós de un jalón Parra, Mancuello y Cortizo por Corral, Segovia y Salas; con el camión atrás el Puebla debía de aguantar, pues de por medio estaba el liderato de la competencia.
Únicamente sobre el final, Larcamón le movió al frente jugando seguro en el cambio de hombre por hombre. El argentino apostaba por las piernas frescas de Kevin Ramírez en lugar de Maxi Araújo, desgastado tras duplicarse en ambos costados de la cancha tras quedarse el Puebla con uno menos.
Y en la compensación, Ramírez le dio la razón a su técnico abrochando la victoria con el 2-0. Pero para su mala fortuna el tanto con contó por estar en posición fuera de juego.
La Franja sigue líder y convertida en el Robin Hood de la Liga MX, quitándole a los ricos y dándoselo a su pueblo que la mira con orgullo en la cima de la clasificación como en los buenos viejos tiempos.