Mordida mortal de La Manada al tiburón en el universitario

Humilla 5-0 a Veracruz

ALLAND JHONNATHAN

  · sábado 24 de febrero de 2018

Misión cumplida: Veracruz se quedó sin aire en Puebla. Le bastó un testarazo de Facundo Erpen, un derechazo de Gabriel Cortez, una contra electrizante de Diego Jiménez, otro cabezazo de Jerónimo Amione y el estreno goleador en México de Írven Ávila para quedar tocado 5 por 0 a ocho jornadas del fin del torneo.

La Manada, dueña del partido desde el primer minuto, sigue en control de su destino en aras de preservar la categoría y obliga a los jarochos a un cierre perfecto en su deseo de quedarse en Primera.

La historia como hace 10 años se repitió y por el mismo marcador, pues Veracruz volvió a caer con otro representativo poblano en medio de la locura del descenso cuando parecía llevaba mano sobre éstos.

Pero los licántropos por fin pesaron en casa, antes necesitaron de hasta seis intentos para hallarse con el gol.

Primero se lo perdió Advíncula en un tiro centro, el cual sacó Melitón Hernández; después Jordan Sierra y de nuevo Melitón tapó.

El peruano Írven Ávila más tarde parecía a ganarlo con un disparo raso, el cual sacó en la raya Chistian Ramos.

Los mejores momentos los vivía Lobos, sólo faltaba certificarlo en el marcador; aunque Veracruz parecía sorteaba el temporal y llegaba al entretiempo vivo para coger una bocanada de oxígeno.

La Manada no cesó al asedio y volvió a la carga con Diego Jiménez, titular en lugar de Julián Quiñones. El héroe del ascenso la echaba por fuera tras quedar mano a mano con Hernández.

Después Advíncula lo intentaba y su remate apenas se iba por fuera ante el grito de gol ahogado en la tribuna del Universitario, la cual se bañó de tintes rojos por aquello de la invasión.

Y justo a cinco minutos del fin del primer tiempo, los caminos se le clarificaron a Lobos, a Rafael Puente y a la BUAP en su aventura por la Primera División.

Facundo Erpen se incorporaba desde atrás para rematar un tiro de esquina y se ubicaba en los linderos del área, quedando por detrás de la cámara rusa.

El árbitro silbó para poner en juego… Carlos Adrián Morales pasaba por encima de la pelota para fintar a los defensores veracruzanos y dejarle a Gabriel Cortez servir el centro.

El ecuatoriano movió la bocha hasta el corazón del área, donde Erpen desde atrás aparecía de sorpresa para vacunar… “gol, gol, gol”, gritó al unísono el cubil.

Los aficionados de los Tiburones Rojos, hasta ese momento más ruidosos, enmudecieron y los fanáticos universitarios al igual y como su equipo crecieron.

La campana, o el silbatazo del colegiado Fernando Guerreo, salvó al Veracruz.

Pero en el complemento un vendaval de futbol se llevó como un norte al tiburón.

Gabriel Cortez hacía el 2 por 0 tras aprovechar una serie de rebotes dentro del área visitante.

Y Diego Jiménez acababa con el cuadro cuando le colocaba el adjetivo de mortal al contragolpe del 3 por 0.

Aún hubo tiempo para Amione, quien desde el banquillo certificó el baño haciendo el 4-0 de cabeza.

El tanto desencadenó la locura en el cubil, que cantaba “a dónde están, a dónde están los Tiburones que nos iban a ganar” y justo ahí Írven Ávila acabó por mostrarle la manita a los jarochos.

Lobos lo ganó porque olió la sangre de su rival, al cual devoró y tal vez acabó en Puebla.

Aún faltan ocho fechas para certificar la salvación de uno y el descenso de otro; pero el primer paso para quedarse Lobos ya lo dio.

Ojalá el triunfo sobre los escualos le sirva a la escuadra de Rafael Puente para quitarse los lastres, esa presión de la primera mitad de torneo y a partir de ahora comience a exhibir el futbol que es capaz de generar.

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