Son frecuentes los cambios de partido y de puesto de los llamados “chapulines”, lo cual obedece a esos juegos obscuros de nuestra política nacional. Desgraciadamente, ni con la grave crisis sanitaria que atravesamos, los mexicanos se percatan que la gran mayoría de los personajes, aspirantes a un cargo de elección popular, lo hace por tener dinero y poder, prometiendo mucho, inclusive cosas irrealizables, y echando la culpa a otros cuando se encuentran con el tan frecuente fracaso. Eso ha sucedido desde hace décadas y volverá a pasar, porque infortunadamente hay millones de mexicanos que no les importa nada la vida pública ni el país, así que emitirán su sufragio por quien en ese momento simplemente luzca mejor.
En ese sentido, tenemos un personaje que vino a “vender espejitos” y le creyeron en la Femexfut, desde hace años un servidor se pronunció en contra de la designación de Juan Carlos Osorio, así como muchos otros periodistas que sabían que el colombiano no tiene el tamaño para hacer trascender a la Selección Mexicana, es más, ni a nuestro modesto Puebla, equipo del cual fue cesado hace años y eso ya es mucho decir.
Recordemos también que en ese entonces Decio de María, presidente de la Femexfut, designó a Osorio y lo ratificó para el Mundial, sin que olvidemos que el directivo era un burócrata que de repente llegó a ese puesto, así como algunos deportistas llegan al sector público a fracasar. Cada quien tiene talentos distintos y mezclar cuesta caro. Todo lo anterior se dio en el marco de promesas y compromisos que nunca se cumplieron.
Ya para qué recordamos las rotaciones que el ex timonel nacional hizo, además de las goleadas recibidas. Afortunadamente para la afición, en la Copa del Mundo de hace 2 años, Alemania llegaba con muy bajo nivel y Corea nunca ha sido rival para el Tri, así que hubo dos triunfos que, indudablemente eran muy buenos, pero dejaban muchas dudas, ya que se percibía que en cualquier momento el equipo se podía desfondar, como sucedió cuando los les chilenos clavaron 7 goles.
La debacle fue notoria, Suecia pasó fácilmente con un 3-0 y Brasil se enfrentó a una selección que salió con miedo, sin proponer una sola jugada, en un partido gris en que ni siquiera hubo un atrevimiento para llegar a la portería carioca.
Ahora Osorio dice que él estaba muy preparado para ese juego y que los seleccionados se quedaron callados, queriendo mostrar una mentalidad de primer mundo o creyéndose estadounidense, como sucede cuando se le ha visto insultar con un ridículo acento norteamericano.
Ahora bien, lejos de reconocer el fracaso, o al menos guardar silencio posterior, ahora se quiere mostrar como el héroe que pudo evitar la derrota, lo cual dudo mucho que haya pasado, pero en el caso de que sí, debió tener discreción por un elemental sentido lealtad y profesionalismo que lamentablemente se está acabando en diversos ámbitos. Es más, si hubiese denunciado la situación al otro día del partido, hubiese tenido un poco más de dignidad, porque así solo sigue demostrando que es un mal técnico y un sujeto de pobres convicciones. Hasta la próxima.
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