Hasta hoy, 61 juegos después de aquel sábado 2 de abril cuandocomenzaron la actividad de la temporada 2016 en el parque EduardoVasconcelos frente a los Guerreros de Oaxaca, los Pericos de Pueblase mantienen como el mejor equipo de la Liga Mexicana.
Nadie duda del enorme esfuerzo de la directiva por ir cubriendolas grietas con el paso de cada partido, y hoy los resultados sonmás que evidentes.
Lo triste de todo es que, el mejor equipo de la temporada nohaya conectado con la afición y Puebla se mantenga con una de laspeores asistencias en todo el circuito.
La incongruencia y triste realidad en estos momentos: el mejorequipo con las entradas más bajas.
En Puebla no es ninguna novedad. Es un mal que nos persiguedesde la primera época de los Budib y los Tame, pese a que en sustiempos el futbol no tenía la fuerza de la actualidad.
Le pasó lo mismo a los Pérez Avellá con los Ángeles Negros,uno de los equipos más poderosos que ha tenido Puebla, que dominóa placer la temporada de 1986 conquistando el banderín delcircuito, y el año siguiente, tras ser eliminado en el primerplay-off por los Tigres, tiró la toalla, abandonó Puebla paraconvertirse de manera efímera en Charros de Jalisco.
De 1993 a 1995 se vivió una etapa similar con los Pericos,cuando Rafael Moreno Valle hizo que volviera el rey de losdeportes, pero tras tres años complicados donde la franquiciaanduvo de capa caída y jamás pudo avanzar a la postemporada,emigró para convertirse en Langosteros de Cancún.
Pero ahora son tiempos diferentes. Desde que regresó la pelotaen el año dos mil y tras pasar tres años difíciles, los Pericosenderezaron el rumbo y a partir de 2003 empezó a ser protagonista,ya sea en el Norte o en el Sur, ya que constantemente ha sidomovido de división.
Desde entonces a la fecha, Puebla vive una de las etapas másprolongadas en su historia con beisbol profesional, y desdeentonces ha pasado por tres administraciones.
Primero con el binomio Peralta-Henaine entre 2000 y 2006; conRafael Moreno Valle de 2007 a 2014, y desde el año pasado, ya ensolitario con Gerardo Benavides, en una de las etapas de mayorsolidez de la franquicia.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los directivos, y decontar con un equipo protagonista, cuya marca de 49 triunfos y 22derrotas es la mejor de todo el circuito, la afición sigue sinresponder como se esperaba.
De acuerdo a los datos proporcionados por la directiva, Pueblaes una de las plazas con peor asistencia por partido de todas lasque integran la Liga Mexicana.
Tan solo esta semana en las series contra Monclova y Laguna, elpromedio por partido fue de 2,600 aficionados, pero dentro de esosnúmeros aparecen los boletos gratis a las personas de la terceraedad y las cortesías que otorga la directiva a patrocinadores y alas porras de San Antonio y Analco.
Números más que preocupantes para un estadio con capacidad de12 mil aficionados, y en una ciudad que rebasa los tres millones dehabitantes, y con una gran cantidad de municipios cercanos dondeexiste una gran pasión por el beisbol.
Es triste decirlo, pero fuera de la inauguración y play-offs,esa ha sido la verdad histórica de la afición al beisbolprofesional en Puebla.
Lo lamentable de todo es que los dueños se cansan de tirar sudinero, y si en lo que resta de la temporada los números deasistencia no mejoran, la permanencia del beisbol profesional en laciudad estaría en latente riesgo.