El futbol es un deporte muy raro, pues cuando se hacen los méritos no se gana y cuando se tiene todo en contra se acaba venciendo. Una situación así vivió La Franja la noche del martes en el Jalisco, donde se quedaba con un hombre menos desde el primer tiempo, mientras su portero se crecía en la segunda mitad para detener un penal y así el blanquiazul se las ingenió para salir con la victoria 1 por 0.
Sí, puede el futbol sea un deporte raro, misterioso como el Puebla que no ganaba ni daba una durante la primera mitad del torneo; pero en la segunda parte de este ha dado con la tecla, gracias a hacer lo necesario en ambos costados del campo para sacar los resultados, los cuales de momento lo mantienen compitiendo por un cupo para alcanzar a como dé lugar un sitio en la repesca del futbol mexicano.
Es cierto, a La Franja también le ha costado el volver a ser el equipo del último semestre. Sin embargo, demuestra su capacidad de sufrimiento y se revela a la lógica como lo hizo en el Jalisco.
Nadie en la previa al compromiso le daba esperanzas a Puebla, más porque enfrente se encontraba el tercero de la tabla general. Luego la situación se le puso peor en los momios cuando George Corral se pasaba de viril en una barrida para tratar de sacarle el esférico a Christopher Brayan Trejo; la acción requirió del VAR porque el central Fernando Hernández la juzgó de otra manera en primera instancia, pero en el video apreció juego brusco grave.
La acción, también gracias al video, pudo ser calificada de otra manera, pues Corral primero contactó el esférico y después en la inercia se llevó por delante al rojinegro. Pero quien le sabe a esto, para bien o para mal, es el nazareno.
Con uno menos, La Franja se sintió cómoda y sobre el agregado del primer tiempo se animó a buscarlo con un disparo en la frontal de Cristian Tabó. El charrúa creyó, probó y superó a Camilo Vargas ante un Atlas que no daba crédito a lo “ilógico” que a veces resulta el futbol.
Sin ciencias o sin inventar el hilo negro, Puebla debía únicamente de mantener la ventaja en el segundo tiempo. Pero usted lo sabe, a los de Larcamón les encantan los predicamentos y Gustavo Ferrareis como para no desentonar acabó por bajar a Ozziel Herrera dentro del área para cometer la pena máxima.
Atlas estaba de regreso; Puebla volvía a las andadas, aunque esta vez se encomendaba a su santo: “Antony Silva, en Puebla ti confía, óbranos el milagro”, rezó entonces el pueblo blanquiazul en Jalisco y en la Angelópolis.
El futbolista Aldo Rocha pidió el esférico; sin embargo, le tembló el pulso y lanzó con colocación, pero falto de potencia. Silva, por su parte, presumió el acierto de aguantar hasta el final para ver a dónde iba el disparo; sí, a su costado izquierdo, entonces recostó y el resto lo hizo su humanidad larga para negarle el 1-1 a Altas.
La noche de lo improbable para Puebla fue posible por Silva y Tabó, fue posible porque La Franja hizo lo necesario en ambos costados de la cancha a pesar de equivocarse. Ante los pronósticos el equipo de Larcamón se revela; pero el próximo viernes ante un Pachuca que también se la juega habrá de volver a hacer bueno lo hecho la noche del martes en el Jalisco.