A Rafael Puente, quien el sábado asumió a través de una carta publicada vía Twitter su corresponsabilidad en el descenso de Lobos, se le señala por su poca adaptabilidad táctica y los pocos cambios en el 11 cuando los titulares se hallaban en plena baja de juego.
El joven estratega pagó la novatez y acabó por pasar de la fidelidad a su idea de juego a la necedad cuando el sistema por los futbolistas de los cuales gozaba -y él eligió- no se adaptaban o daban el ancho para ejecutarlo.
El técnico pasó también por alto la máxima de armar a su equipo de atrás hacia delante, cuando desde el semestre pasado el arco y la zaga necesitaban de gente de otro nivel tras comerse 31 goles. En el presente, Lobos ya superó dicha cifra con 32 y con un partido aún más por jugar.
El tema de los refuerzos merece atención cuando estos no rindieron y se corrió el riesgo de pagar su adaptabilidad al futbol mexicano tras sumarlos desde el extranjero.
Irven Ávila, Gabriel Cortez, Jordan Sierra y Arley Rodríguez ninguno arrancó el sábado contra Rayados y sólo el peruano Ávila gozó de minutos o acción.
Ávila y Cortez seguirían en el cubil, pues La Manada se hizo de sus derechos previo al Clausura y por ende jugarían en el Ascenso con Lobos.
Sierra y Rodríguez como Advíncula o Aquino regresarán a sus equipos de procedencia, pues se trata de préstamos.