Por su metro con 60 centímetros pasa por desapercibido. Muchos desconocen de quién se trata por estar poco familiarizados con el deporte adaptado, pero Ricardo Alves “Ricardinho” es una leyenda paralímpica.
No obstante, media hora sobre el césped de La Madriguera de Puebla en el arranque del Grand Prix Internacional de Futbol para Ciegos y Débiles Visuales le bastó para presentarse con quien aún carecía del gusto cuando se mandó par de goles, regates y trucos con los pies incluidos.
“Sigo en esto porque tengo la certeza de que Dios me puso aquí para jugar futbol, me dio un talento, un don que vino de arriba, de las manos de Dios. Así que debo de seguir siendo mejor en esto por mi familia, por mis compañeros, por el amor muy grande que le tengo a la pelota”, dice el capitán del Scratch Du Oro a este diario.
Ricardinho viene de ganar su cuarta presea de los Juegos Paralímpicos en Tokio; si, 16 años en el máximo nivel y él sigue sin dar síntomas de cansancio. Asegura que mientras Dios le preste salud seguirá dentro de la cancha al lado de su mejor amiga, la bocha.
“Agradezco a Dios por darme salud para trabajar, por darme a unos grandes compañeros y por la historia que he construido en el futbol de ciegos. Estoy pleno, feliz, pero tengo que estar enfocado para continuar representando a Brasil”, exclama lleno de orgullo.
Sus palabras dimensionan el papel del atleta adaptado en una nación golpeada económicamente los últimos años. Y es que a diferencia de muchos países, en Brasil es política pública el deporte para personas discapacitadas; en Brasil, los logros de Ricardinho son comparables con los de la selección de futbol convencional.
Tal vez mucho ayuda a eso el haber ganado en 2016 la medalla de oro del futbol para ciegos en casa, donde el “10” marcó el gol para batir a Irán en la final.
“Para muchos en Brasil nosotros somo los verdaderos representantes del país porque nos entregamos al máximo y eso es muy bueno escucharlo porque acaba siendo una motivación para nosotros para seguir en todo esto”, comparte antes de sonreír y retirarse con la misma clase con la que va sobre la cancha.
A considerar...
Ricardinho perdió la visión a los ocho años, lo cual lo entristeció porque creía eso lo alejaría del futbol; pero al final conoció el futbol adaptado, el resto es medallas de oro en Beijing, Londres, Río y Tokio.