La fiebre de los Juegos Olímpicos París 2024 ha terminado para todos los amantes de los deportes; sin embargo, los atletas que participaron o que buscan conquistar ese sueño están por comenzar un nuevo ciclo de preparación que durará cerca de tres años para hacerse de un boleto con destino a Los Ángeles 2028.
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Tal es el caso de Gibrán Zea, quien representó a México después de gastar más de 50 mil pesos al mes y ahora en este nuevo ciclo olímpico, luego de competir en París 2024, espera los apoyos lleguen o mejor dicho las puertas se le abran de forma más sencilla y con ello el camino hacia Los Ángeles 2028 resulte más cómodo, en materia de apoyos y patrocinadores que le permitan únicamente enfocarse en su preparación.
Y es que el contar con apoyos o patrocinios permite que el atleta se enfoque plenamente en su preparación al estar más concentrado en su estrategia competitiva, situación que permitió al esgrimista poblano descubrir un mejor nivel al mantener su estado de salud estable al contar con el dinero suficiente para alimentarse adecuadamente y recibir atención física para las descargas musculares o lesiones.
Esto debido a que las becas, patrocinios e ingresos son inversiones que le aseguran la renta en Nápoles, Italia donde se prepara; los viajes sin tantas escalas que a la larga mermaban su condición física, así como las inscripciones a las competencias; preocupaciones que ya no acomplejaron al atleta al recibir el apoyo. Uno de los aspectos que Zea Armenta resaltó fue el contar con unos días más de alojamiento en la sede de las competencias pues esto le daba una mejor adaptación y rendimiento al participar.
Ya fue después de mi clasificación que se me abrieron las puertas al paraíso por así decirlo, la verdad es que tanto la CONADE como el Comité Olímpico me dieron lo que necesitaba para mi preparación olímpica entonces llegué a experimentar la gran diferencia detalló.
Y es que al tener el respaldo de Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) y el Comité Olímpico Mexicano, Gibrán logró ver la realidad de otros deportistas en lo que a él le costó obtener durante tanto tiempo, pues deportistas de otras partes del mundo como Europa, las gozan desde que emprenden su camino de atletas de alto rendimiento.
“Sí fue un poquito desmotivante saber que hasta ahora pude vivir todo esto, pero algo que me gustó es saber que se puede mejorar porque a pesar de cómo estuve trabajando, de sólo contar con el apoyo de mi mamá y el Instituto, fue posible clasificarme y estar a ese nivel; entonces la verdad valoré mucho el trabajo que realicé”, confesó.
Si bien se trató de aproximadamente tres meses con un respaldo total, el trabajo de años anteriores fue lo que terminó por demostrarse en los Juegos Olímpicos París 2024 con la ventaja de llegar al máximo, ya que durante ese tiempo el trabajo físico y de recuperación le permitieron potencializar lo que él, junto a sus entrenadores, ya había conquistado, dándole una muestra de los alcances que un proyecto puede otorgar.
Las cosas no son lo que parecen
Sin embargo, una vez que concluyó su participación olímpica, Gibrán Zea regresó a la realidad de pelear por recibir apoyos, primero con el propio Instituto Poblano del Deporte (INPODE) y el tema de su beca que fue expuesto a través de esta casa editorial; mismo que terminó por resolverse en favor del atleta.
Incluso la beca de 20 mil pesos al mes que CONADE le otorgó por la clasificación únicamente está asegura hasta diciembre del 2024, fecha en la que se le volverá a juzgar para determinar si se mantiene o se reduce con respecto a sus resultados en el año a los seis mil pesos que se le otorgaban anteriormente, los cuales Gibrán destina para mantenerse en Nápoles, Italia.
Y fuera de lo que se pudiera creer, el haber sido el único representante mexicano en la esgrima, no le ha asegurado ni apoyos de las instituciones gubernamentales ni nuevos patrocinadores que se sumen a su equipo para ayudarle con los gastos desde la primera temporada 2024-2025.
A decir del esgrimista, el acercamiento que ha tenido con algunas marcas no ha logrado consolidarse, ya que algunos se suman con productos como proteínas o artículos, pero no con inversión monetaria que le permita repartir los gastos entre la alimentación, renta, fisioterapia, viajes y competencias.
Aproximadamente, el atleta poblano necesita invertir alrededor de 60 mil pesos al mes a partir de octubre para retomar el nivel que obtuvo durante para competir en los Juegos Olímpicos, por lo que además de seguir tocando puertas con patrocinadores locales y nacionales, el poblano deberá explorar otras opciones con las que pueda apoyarse.
Por tal motivo, Gibrán Zea trabajará como entrenador a su regreso a Italia para conseguir ingresos combinándolo con su propia preparación, “la presión económica también influye muchísimo, pero tenemos que solucionarlo”, detalló; pues mientras las empresas o instituciones deciden si apoyarán o no su sueño deportivo, él desea seguir peleando por sus sueños.
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El esgrimista poblano es el número uno del país en la especialidad de sable.