Amigos, el próximo mes de diciembre se cumplirá un año sin actividad taurina en Puebla capital. Es decir, el ayuno para la plaza de toros El Relicario comenzó antes de la pandemia y no ha visto su fin. Cabe señalar el caso de Gustavo Rugeiro, conocido en el ambiente taurino como “El lobo”. Quien se encarga de cuidar la plaza de toros, darle mantenimiento en general: pintura, herrería, madera y que se encuentre el inmueble en condiciones de funcionamiento adecuado. “El lobo” se ayuda en sus ingresos elaborando banderillas, adornos para los toros, entre muchas otras cosas. La inactividad de la plaza ha provocado que Gustavo vea reducido significativamente su ingreso y tenga que apoyarse en otras actividades remunerativas, pero en realidad lo que le haría pleno sería estar en los festejos taurinos.
Al igual que Gustavo Rugeiro, la fiesta taurina en México sin pandemia llega a generar más de 83 mil empleos directos a lo largo de la cadena de valor. Es decir, desde los vaqueros, caporales en las ganaderías, pasando por veterinarios, transportistas, mecánicos, toreros, monosabios, vendedores de bebidas y golosinas en las plazas. Pero de manera indirecta se estima que se benefician hasta 147 mil empleados. Lo que es evidentemente una industria.
Para los municipios donde se realizan los festejos taurinos, las arcas también se llevan beneficios, pues por pagos de impuestos la tauromaquia en México sobre pasa los 800 millones de pesos. Es claro que alrededor del espectáculo taurino, existen muchos beneficios económicos.
El tema tiene mucho que aportar, pues se han realizado infinidad de estudios para desmitificar todas las ideas que se corren de manera periférica en torno a la tauromaquia. Estudios que demuestran que los niños y jóvenes que asisten a las corridas por gusto no son proclives a la violencia, pues este tema tiene otras condiciones para que se origine. Análisis donde se comprueba la huella ecológica que dejan las ganaderías de toro bravo por ser amplios espacios fértiles y vírgenes protegidos. Las muchas haciendas que además de ser lugares maravillosos, son museos vivientes, es decir, son patrimonios históricos que incluso son parte de los recorridos turísticos en los estados donde se ubican estas dehesas.
La propuesta de la alcaldesa de la capital poblana Claudia Rivera, en el sentido de pretender llevar al cabildo de la ciudad la prohibición de las corridas de toros, “asumiendo consecuencias políticas” y manifestando un “compromiso social”, habla de un sesgo en gobernar para unos cuantos. Sabedora que los tiempos de campañas electorales se acercan, pretende llevar a la luz temas de eterna polémica que no le aportan a la sociedad y por el contrario, le quitan.
La duda es, así como “El lobo”, ¿cuánta gente de condición modesta en Puebla, tenía un ingreso por la actividad taurina y qué ha hecho la alcaldesa Claudia Rivera para recuperar esas fuentes de empleo perdidas?