Amigo aficionado ¿Serías capaz de vender el amor de tu pareja? Yo creo que no. Con esta pregunta iniciamos un tema que se ha suscitado desde hace años, causante de un enorme desagrado por parte de quienes experimentan gratas emociones por un club.
Es noticia la venta de los Monarcas y el subsecuente cambio de sede a la ciudad de Mazatlán, situación que causó reclamos por parte de los aficionados michoacanos, los cuales simplemente no serán escuchados por quienes se han beneficiado de la compra-venta.
En este sentido, debemos analizar dos aspectos sumamente importantes respecto a lo que representa un club. El futbol innegablemente es un negocio, basado en las normas del mercado, eso algo evidente e indiscutible, situación que ha creado enormes ganancias, mucho más altas que las de una empresa promedio, lo cual se refleja en grandes salarios para jugadores y directivos. Lo que se les olvida a la gente de pantalón largo es que todos los recursos surgen, de manera directa o indirecta, de una afición que compra los productos de los grandes patrocinadores y asiste a los estadios.
El neoliberalismo, política económica tan criticada en los últimos meses en nuestro país, también hace su aparición en el futbol, creando un comercio indiferente a las emociones de las personas y procurando solamente un mero lucro.
Es bien sabido que hace décadas había un amor por la camiseta, un deseo auténtico de lucha que se reflejaba en la cancha, así como sucedía con los políticos que eran leales a un partido toda su vida, sin embargo, el día de hoy, muchos personajes de la vida pública se han vuelto veletas conforme a los tiempos, así como muchos jugadores cambian de escudo simplemente por unos billetes.
El caso de los Monarcas es un ejemplo más de eso, un equipo con 70 años de historia que ha tenido distintas épocas, con un solo campeonato y quizá sin ser un protagonista constante, pero eso sí, con un gran arraigo en la capital michoacana. Quizá el momento de mayor romanticismo fue en la década de 1980, en la que sufría constantemente por el riesgo de descender, pero con buenos momentos, como cuando accedieron a semifinales y casi eliminan al América, claro, de no haber surgido esa controversia arbitral de la cual se habla aún en nuestros días. Todo ese espíritu de lucha era guiado principalmente por dos hombres: un técnico que se volvió símbolo por los años que duró en el banquillo, el “Cinco copas” Antonio Carbajal; y Marco Antonio “Fantasma” Figueroa, un delantero que manifiestamente era diferente al resto de los jugadores y realizaba jugadas extraordinarias.
A partir de que TV Azteca compró al equipo, la denominación de Ates o Canarios de Morelia fue cambiando a la de Monarcas, dando una cara nueva, pero conservando la sede y alcanzando un campeonato hace 20 años, después se han dado resultados diversos, pero siempre bajo el cobijo y el empuje de los aficionados que asisten al estadio Morelos, quienes hoy lanzan un reclamo justo porque un equipo se debe a su afición, pero eso no parece importar en estos tiempos donde se puede comerciar con el amor, la democracia y hasta con las aficiones. Hasta la próxima.
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