Una jugada suicida que le falló a Pericos, pesó el cambio de manager

Por primera vez en nueve temporadas, el equipo se queda sin play-off; vendrá un análisis con cabeza fría

J.L. Hermida Uscanga

  · sábado 31 de agosto de 2019

La falta de tiempo para armarse mejor y un inesperado cambio de manager en el momento menos oportuno fueron las principales causas para que los Pericos de Puebla, invitados permanentes a la fiesta, se quedarán fuera de la postemporada y firmarán un fracaso en la campaña 2019 porque no se cumplió el objetivo principal.

Remover a Enrique “Che” Reyes del timón cuando restaban 20 juegos para el final del rol regular y con el equipo peleando por el cuarto lugar fue una apuesta arriesgada, que terminó fallando.

La directiva improvisó a un tremendo jugador, lleno de historia, que apenas había logrado 2 mil imparables en su carrera, como manager y al final su marca de seis triunfos y 14 derrotas en esos 20 encuentros terminaron por relegar a los Pericos a la quinta posición, si ni siquiera poder aspirar al juego de comodín porque se alejaron en los últimos dos partidos a cuatro juegos y medio de los Tigres.

“Si iban a quitar al “Che” no era el momento de jalar por “La Chispa” Gastélum”, dice una voz interior desde el anonimato.

“Tenían que traer a un manager foráneo, de respeto, que levantara al grupo. “La Chispa” se lleva de guasa con todos los muchachos y no era la mejor opción”, agrega.

“Se hizo hasta lo imposible por calificar, los muchachos se partieron el alma partido a partido, pero son los retos que tiene uno que enfrentar y estas experiencias terminan por hacerte mejores”, dice el presidente deportivo Alfonso López, quien suma 13 anillos de campeonato en su carrera como directivo tanto en verano como invierno.

“Quiero el catorce y lo quiero lograr con Pericos. La mejor revancha será meternos a play-offs el próximo año y buscar el campeonato”, agregó directivo quién desde ya comenzó a trabajar de cara a la próxima campaña.

“Ahora sí tendremos tiempo para buscar los refuerzos que necesitamos. Reconozco a los muchachos porque se partieron el alma partido a partido”.

LA HISTORIA

En la primera vuelta para los Pericos todo resultó extraordinario. Se ganaron 34 partidos, perdieron 26 y se ubicaron en la tercera posición del Sur, superado por Diablos solo por milésimas.

Fue un equipo que se armó sobre la marcha. Grupo Mota Engil se hizo del equipo a principios de diciembre y desde ese momento comenzó a trabajar.

Nombró al “Chato” López como presidente deportivo y lo primero que hizo fue traer como timonel a Enrique Reyes.

Con “El Che” se cumplió en la primera vuelta con un equipo que peleó y de no ser por las fallas constantes del cerrador Josh Lueke pudo haber acabado hasta en la cima del Sur.

Se critica al “Che” porque insistía con él. No podía hacer más, era su cerrador y como sucede con todos los manager, se mueren con su bombero hasta el final.

Lueke echó a perder por lo menos nueve ventajas en el momento supremo, pero no había más.

Hoy Lueke luce como un cerrador irreconocible con los Leones de Yucatán. Igual no quería estar con los verdes.

Nadie pensó tampoco que la segunda vuelta sería difícil y que en el camino estaban rivales como Diablos, Oaxaca, Yucatán, Monterrey, Tijuana y Monclova. Nada más y nada menos, que seis de los ocho calificados, con las mejores marcas de la temporada.

Era una segunda vuelta complicada, que se reflejó en los 22 triunfos y 34 derrotas, que sacaron al equipo de la fiesta.

EL PITCHEO

El talón de Aquiles de los Pericos se llamó pitcheo. La falta de un pitcheo consistente, un relevo intermedio con capacidad y un cerrador efectivo terminaron pesando.

Hasta el final se encontraron con Scott Harkin, Gabriel Arias y Ulises Joaquín que logró cumplir con la función de cerrador.

Brandon Cumpton fue un lugar desperdiciado. En cinco salidas como abridor no pasó más allá de la tercera o cuarta entrada.

A nivel colectivo el equipo terminó con 5.59 de efectividad, en octavo lugar, incluso por encima del 5.77 de Oaxaca, pero no le alcanzó.

EL GRAN DANNY

La ofensiva volvió a cumplir con un porcentaje de bateo de .306, en el séptimo casillero de la liga, y lejos de esos primeros lugares que siempre han peleado los Pericos.

El que salvó el honor fue Danny Ortiz con sus 42 jonrones que significan marca en la franquicia y sus 114 impulsadas que lo colocaron cerca de Chris Carter, campeón en ambos departamentos (49 y 119).

Danny como único extranjero cargó con la ofensiva, y fue el único de los siete importados que inició en el juego inaugural y terminó la campaña.

Herlis Rodríguez fue sacrificado y los cinco pitchers que iniciaron se fueron por donde llegaron.

De ahí en adelante, mexicanos como Arredondo, Lamas, Salas y Nick Torres cumplieron a carta cabal.

Pero también es cierto que el equipo falló defensivamente y ese departamento es vital para ganar partidos.

LO RESCATABLE

Lo rescatable es que la afición volvió a estar con sus Pericos, y los volvió a sentir suyos.

Que la novena volvió a manos de dueños con ascendencia poblana, que se encuentran comprometidos con los aficionados.

Los más de 230 mil aficionados que acudieron al Hermanos Serdán durante la temporada es señal inequívoca de que la gente está con su equipo y que hoy está dolida porque no se cumplió el objetivo.

DUELE

Duele porque es la segunda vez en nueve campañas que el equipo no está en la postemporada -2012- y 2019- y por tratarse de un equipo que de 2009 a la fecha ganó cuatro de las cinco finales del Sur que disputó; se metió a cuatro finales del circuito, conquist un banderín del circuito en 2016, y no por nada está marcado entre los mejores de la década.

Ahora sí no habrá pretextos, habrá tiempo para armarse mejor y buscar con intereses la gran revancha como ya sucedió en el pasado.