Una pesadilla el regreso de Moi Muñoz al Azteca

Omar Rodríguez Tello

  · lunes 6 de noviembre de 2017

Triunfó, destacó, brilló, lideró y atajó…Todos son verbosen pasado.

Y estos sintetizan lo que consiguió Moisés Muñoz con lasÁguilas del América. Pero una cosa es el pasado y otra muydiferente el presente.

Y es que a Moisés Muñoz nadie le quitará el derecho a sercalificado como un arquero histórico para el equipo de Coapa puesentre otras cosas fue el héroe americanista en aquella final anteCruz Azul, en la que de forma agónica y espectacular, con unremate de palomita marcó el tanto que a final de cuentasprovocaría uno de los más grandes regresos de los emplumados yuna de las mejores historias para contar respecto a las finales dela Liga MX.

Pero de aquella época solamente queda el grato recuerdo porqueen estos momentos Moisés Muñoz atraviesa quizá el momento másbajo de su carrera.

Porque si con Chiapas falló en momentos claves en una temporadavital donde Jaguares terminó por descender, con Puebla ha repetidola historia de yerros aunque esta vez más claros, másdolorosos.

EL RECUENTO DE LOS FALLOS

En la jornada 11, Puebla recibió a los Zorros del Atlas.

Fue un partido de alto riesgo para ambos pues son rivalesdirectos en el tema porcentual.

La Franja presionó y mordió pero la derrota pronto se asomóya que al minuto 8 un disparo lejano, débil y carente de peligrode Juan Vigón terminó por estremecer las redes puesto que Moi nopudo detenerlo, al contrario, terminó por darle rumbo al fondo dela portería.

Ese yerro, tan grande como el Cuauhtémoc, provocó que laafición camotera se metiera duro con el arquero, a quien castigócon abucheos desde aquel momento.

Aquella aciaga noche le costó a Muñoz perder un momento latitularidad.

Después se presentó un cambio en la dirección técnica y conel “Ojitos” Meza, Moisés Muñoz no tardó en regresar a laoncena inicialista.

Todo marchaba relativamente bien hasta que la noche del sábadoun nerviosísimo Muñoz regresó a la que fue su casa.

Lo que sucedió es que Moi amplificó su mala temporada conPuebla al recibir un gol del americanista Mateus Uribe.

Anotación casi idéntica a la de Vigón, es decir, disparo delarga distancia, carente de peligrosidad, mala técnica para atajary una pifia de proporciones gigantescas.

Al final, la equivocación del portero no causó una derrota yaque en la recta final del partido, un remate de Micolta salvó a lanave poblana de naufragar en la capital del país.

¿QUÉ SIGUE?

Cuerpo técnico y plantel hicieron bien al respaldar a unapenado Moisés Muñoz.

Una noche como la del sábado tumba en lo anímico acualquiera.

Pero una cosa es confortar al compañero en desgracia y otra muydiferente permitir más actuaciones como ésta.

Así que nadie puede cuestionar el pasado de Muñoz como jugadorde Primera División porque es señalado por compañeros y rivalescomo un profesional en toda la extensión de la palabra.

Pero una parte del profesionalismo también exige una gran dosisde autocrítica y si ésta se realiza, se coincidirá en queMoisés Muñoz, por el momento, no tiene argumentos para ser eldueño del arco camotero.

Ya habrá tiempo para decidir si la permanencia de Moi esnecesaria pero queda claro que cuando un portero pierde laconfianza, pierde también quizá el requisito principal que exigela posición de guardameta y es dar seguridad a los diezcompañeros que se tienen por delante.