Un golazo de Memo Martínez y la toma oportuna de un camarógrafo permitieron que la vida de Dylan Flores Ruiz, diera un giro de 180 grados de la noche a la mañana.
Esa noche de viernes 11 de febrero en el estadio Cuauhtémoc, ya en tiempo de reposición, esa chilena espectacular del centro delantero guanajuatense, había salvado al Puebla de lo que parecía una injusta derrota contra el Atlas, que significaba perder el invicto y el liderato general.
“Me impresionó el golazo, se me hizo un nudo en la garganta y de buenas a primera, sin querer, me solté a llorar”, confiesa el pequeño de once años de edad, quien estudia el sexto grado de primaria en el Centro Escolar Gregorio de Gante.
No era para menos, fue un golazo, que además salió de los botines de uno de sus ídolos en el Puebla: Memo Martínez.
Un Dylan que también juega futbol, como centro delantero y lateral, que de grande, además de jugar su deporte favorito, quiere convertirse en Chef, y presume una fe inquebrantable en que éste Puebla ganará el campeonato.
Era apenas la tercera comparecencia de Dylan como aficionado del Puebla en las gradas del estadio Cuauhtémoc, donde acudió acompañado de su tío Jesús, su padre Felipe y sus primos, pero eso no le impidió desgarrarse desde lo profundo y sacar a relucir esa pasión por su equipo, que comenzó desde que tenía tres años de edad, transmitida por su progenitor, otro apasionado del club.
“Contra Xolos no pudo ir porque andaba agripado, pero ese día lo volvió a invitar su tío, entonces me dijo ¿quieres ir tú también? Y le respondí, sí, entonces conseguimos los boletos y nos fuimos todos”, secundó su padre Felipe Flores.
Dylan jamás imaginó que ese festejo desgarrador del gol de Martínez, que presenció todo México, lo iba a convertir en el aficionado del momento del cuadro de La Franja.
“Cuando salí del estadio no estaba enterado de nada, veníamos en el coche platicando del partido, y fue hasta que llegué a la casa cuando mi mamá le dijo a mi papá: “Oye, tu hijo salió en la tele, en el partido, y fue hasta allí cuando me enteré.
“Ya había soñado alguna vez que salía en la tele, pero nunca pensé que fuera tan pronto y en un momento así”, confesó el pequeño Dylan.
Desde allí comenzó la cacería del club para dar con el pequeño aficionado, cuya imagen de televisión, mostró cómo ese gol salvador de Martínez taladró en lo profundo de sus entrañas, para que esa misma emoción se convirtiera en llanto.
“El club me localizó por medio de Facebook, concretamente por medio de mi mamá (Guadalupe Ruiz), y cuando me hablaron por teléfono, volví a sentir esa emoción, y otra vez quise llorar, porque iba a tener la oportunidad de ver desde cerca mi equipo favorito.
“Es una emoción incomparable”, acepta el pequeño, quien se presentó por primera vez como aficionado en el estadio Cuauhtémoc en el juego de Repesca contra Chivas del Torneo Guardianes 2021 por invitación de su tío Jesús Flores García.
EL DÍA QUE SALTÓ A LA FAMA
Desde entonces Dylan ha visitado medios, ha brindado entrevistas, pero lo mejor le sucedió el lunes cuando fue invitado al entrenamiento del Puebla.
“Llegué, me senté en las gradas y desde allí los vi entrenar, fue entonces cuando Larcamón (Nicolás) me llamó, me quitó el cubrebocas y me cuestionó “¿eres tú?” y me abrazó. Memo me aconsejó que estudiara, porque la escuela es lo más importante, y yo le dije que le echaran ganas para que nos lleven hasta la final”.
Para Dylan fue uno de los momentos más emocionantes, porque pudo convivir con sus dos ídolos en La Franja: el portero Antony Silva y el delantero centro, Memo Martínez.
“Los dos son mis jugadores favoritos, Antony porque es un buen portero, que nunca deja un balón, bueno si los deja, pero no tantos, corrige, y Memo porque es un jugador que nunca se rinde, y eso me gusta”.
Dentro de su recorrido, y la fama adquirida, también conoció a José Luis Sánchez Solá, el famoso “Chelís”, que consumó el regreso del Puebla a la Máxima División en 2007, en un encuentro que se pactó en un programa de radio local.
“Sentí un gran orgullo conocerlo porque él nos llevó hasta cuartos de final y semifinales”, agregó Dylan quien presumió el balón autografiado que le regaló el hoy comentarista de ESPN.
DYLAN QUIERE SER CHEF
Dylan confiesa que desde pequeño le gusta el futbol, porque veía a su papá (Felipe) jugar. “Él también va al Puebla y desde niño yo seguí su afición por el equipo.
“Me gustaría jugar futbol de grande, pero mi mamá me aconseja que siempre hay que tener una carrera por si te lesionas, y la verdad quiero ser chef, porque me fascina la comida, me gusta cocinar mucho y quiero ayudar a mi mamá”, comenta Dylan en la entrevista concedida a El Sol de Puebla y en la que hasta su pequeña mascota Kiara -una perrita cocker maltés de dos meses - externó su emoción por medio de sus ladridos.
Dylan estará de nueva cuenta el viernes en el Cuauhtémoc en el duelo contra Monterrey, a donde asistirá con un buen bolígrafo, porque el club le prometió la playera de Memo Martínez.
“Quiero que Memo me la firme para guardarla como recuerdo”, admite.
Es el mismo Dylan que pide a la afición que nunca deje de apoyar al Puebla, porque es un equipo que nunca se rinde, “y le echa ganas, aunque pierda'.
“Al equipo y a los jugadores les pido que le echen ganas, que sigan adelante, que nunca se rindan, que lleguen a la final y ganen el campeonato”, remató orgulloso.