Corría el año de 1925 y en Alaska, Estados Unidos, una región dominada por el fuerte frío, la difteria comenzaba a enfermar de manera grave a su población, en especial, en aquellas zonas más alejadas, por lo que varios héroes y voluntarios se encargaron de llevar la medicina para controlar la enfermedad ante las duras condiciones climáticas, en donde destacó el caso del perro Balto.
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Conocido por la película animada y por otras llevadas al cine, Balto es uno de los nombres más comunes de perros, uno que cuenta con una bella historia llena de heroísmo y que cambió por completo el concepto de los perros de trineo.
Tal fue su impacto que el parque público más famoso en Nueva York, Central Park, cuenta con una estatua dedicada al perro. Además de que fue disecado para exhibirse y mantener su historia en el Museo de Historia Natural de Cleveland, Ohio.
La historia de heroísmo de Balto
Nome es una ciudad ubicada al sur de la península de Seward en el mar de Bering en Alaska, una que en 1925 era de difícil acceso debido a que su estación de tren más cercana se encontraba en la lejanía hasta una región llamada Nenana y, el uso de aviones tampoco era nada seguro, ya que el territorio suele pasar siete meses de inmenso frío entre el clima gélido y ventoso.
Esto se convirtió en un verdadero problema cuando un brote de difteria comenzó. La región se llenó por una gran cantidad de entusiastas del oro que buscaban en Alaska convertir el sueño de volverse ricos, pero para la población nativa solo trajeron fuertes enfermedades.
La difteria ocurre a causa de una bacteria se aloja en la tráquea y crea una membrana gruesa que comienza a asfixiar a la víctima, por lo que se puso en riesgo a las más de 1,400 personas que vivían en Nome.
Un suero antitoxina podía conseguirse, pero el cómo llevarlo a la ciudad era el verdadero reto, por lo que el gobernador de Bone en Alaska, optó por pedir ayuda a voluntarios para realizar un relevo de trineos de perro y con ello transportar el suero a todo el estado.
A la cita llegaron al menos 20 mushers, como se le llama al corredor o quien jala del trineo, junto a más de 200 perros de trineo para completar la misión. Los perros eran capaces de correr hasta a 10 kilómetros por hora (km/h) en unas temperaturas tan gélidas que podían llegar hasta los 50 grados bajo cero.
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Gunnar Kasson era el último musher en completar su recorrido y quien se dirigía a Nome, con un equipo que era dirigido por un perro de nombre Balto, un malamute de Alaska de color blanco y negro.
Balto nació en 1919 en la perrera del musher Leonahard Seppala en Nome, su nombre provenía de Samuel J. Balto, quien junto a Fridtljof Nansen, cruzó por primera vez la capa de hielo de Groenlandia en 1888.
En el momento de los hechos, Balto tenía seis años y logró liderar a su equipo para completar el recorrido en sólo cinco días y siete horas, lo que fue todo un récord mundial. Gracias a su esfuerzo, el suero terminó con la epidemia y el número de muertos solo se redujo a cinco.
Gunnar Kasson se encargó de hacer crecer la leyenda de Balto al narrar como había logrado la hazaña y los distintos momentos de crisis que vivió y que pudo solventar gracias al perro.
“No podía ver el rastro. Muchas veces ni siquiera podía ver a mis perros, por lo cegador que era el vendaval. Le di la cabeza a Balto, mi perro guía, y confié en él. Nunca falló. Fue Balto quien abrió el camino. El mérito es suyo”, afirmó Kasson.
La famosa estatua de Balto
Después de que su hazaña se difundió por todo Estados Unidos, Balto junto al equipo de perros y los mushers realizaron una gira por todo el país para recibir distintos reconocimientos de las personas y contar de viva voz su historia.
En Nueva York, la población decidió erigir una estatua en honor a Balto, una que se realizó con donaciones privadas y con auspicio de la Sociedad Municipal de Artes. El escultor Frederick George Richard Roth se encargó de realizar la estatua y se reveló en diciembre de 1925 contando con la presencia del propio perro protagonista para su revelación.
La estatua muestra la figura completa del perro como si posara en una piedra y se encuentra cerca del zoológico infantil de Tisch al norte del parque. También, cuenta con una placa bajo relieve que muestra al equipo de trineos para perros que ayudó a salvar a la población.
Posteriormente, Balto y los seis perros del equipo pasaron mayor parte de su tiempo en Los Ángeles, en donde se convirtieron más en una atracción al formar un espectáculo y su cuidado pasaba a segundo plano en varias ocasiones.
Los ciudadanos de Cleveland impulsados por un empresario de nombre George Kimble realizaron una recaudación para poder comprar a los perros. La ciudad logró el objetivo y compró a los perros por dos mil dólares y los recibió con un gran desfile en marzo de 1927.
Después, Balto y su equipo fueron llevados al Zoológico de Brookside donde recibieron los mejores cuidados para que disfrutaran de su retiro. Balto falleció en marzo de 1933 y se decidió que su cuerpo fuera preservado por el taxidermista Franl Tobin del Museo de Historia Natural de Cleveland, hasta donde se exhibe el día de hoy.
Balto en la cultura popular
La historia de Balto se hizo popular a nivel mundial con una película animada lanzada en 1995 con el nombre de “Balto” y que relata la historia del perro en su travesía por el frío de Alaska. En total, tres películas se hicieron de esta serie, las dos siguientes lanzadas directamente para la televisión.
A pesar de que la cinta fue producida por el estudio de animación de Steven Spielberg, de nombre Amblimation, no tuvo el recibimiento esperado por la audiencia ni la crítica.
Aunque no involucra directamente a Balto, en 2019 fue lanzada la película “Togo” con Willem Dafoe como protagonista y en donde se muestra la historia de otro de los perros líderes de equipo que contribuyeron en la hazaña de la llamada carrera del suero a Nome de 1925 y en donde Balto concluyó el recorrido.
